Capítulo 13—Las mujeres como ganadoras de
almas
Deben apartarse mujeres para el trabajo de la iglesia
—Las
mujeres que están dispuestas a consagrar parte de su tiempo al ser-
vicio del Señor deben ser nombradas para visitar a los enfermos,
cuidar de los jóvenes, y ministrar a las necesidades de los pobres.
Ellas deberían ser apartadas para este trabajo mediante la imposición
de manos. En algunos casos necesitarán consejo de los dirigentes de
la iglesia o del ministro; y si son mujeres dedicadas, que mantienen
una conexión vital con Dios, serán un poder para el bien en la iglesia.
Este es otro medio para el fortalecimiento y edificación de la iglesia.
Necesitamos ampliar más nuestros métodos de labor. Ninguna mano
debe ser atada, ninguna alma desalentada, ninguna voz silenciada;
dejad que cada individuo trabaje, privada o públicamente, para ayu-
dar en el avance de esta obra grandiosa. Poned las cargas sobre los
hombres y las mujeres de la iglesia, para que puedan crecer con la
práctica, y así llegar a ser agentes en las manos del Señor para el
esclarecimiento de quienes moran en tinieblas.—
The Review and
Herald, 9 de julio de 1895
.
Siga el ejemplo de Cristo y Pablo de poner a las mujeres a
trabajar
—Las mujeres que tienen la obra de Dios en el corazón,
pueden realizar una tarea en los distritos en donde residen. Cristo
habla de mujeres que lo ayudaron a presentar la verdad ante otros, y
Pablo habla también de mujeres que trabajaron con él en el Evange-
lio. Pero, cuán limitada es la obra hecha por las que podrían hacer
un gran trabajo si quisieran. Hay familias que tienen medios que
podrían usar para la gloria de Dios, yendo a tierras lejanas para hacer
brillar su luz con buenas obras, para aquellos que tienen necesidad.
¿Por qué no se comprometen los hombres y las mujeres en el tra-
bajo misionero, siguiendo el ejemplo de Cristo?—
The Review and
Herald, 21 de Julio de 1896
.
Las mujeres deben dedicarse a ministrar
—Ciertamente de-
bería haber un gran número de mujeres dedicadas a ministrar a la
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