Página 104 - El Ministerio de Publicaciones (1997)

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El Ministerio de Publicaciones
riales y equipos produce pérdidas. Hay falta de preocupación por las
cosas grandes y pequeñas para asegurarse de que nada se malgastará
o dañará por descuido...
Por falta de interés personal se desperdician muchas cosas que
podrían salvarse si se ejerciera cuidadosa atención en el momento
debido. El consabido “Me olvidé” causa muchas pérdidas en nues-
tras casas editoras. Y algunos no sienten el mínimo interés en ningún
trabajo o en ninguna cosa que no pertenezca al departamento en el
que trabajan. Esta actitud es totalmente incorrecta. El egoísmo su-
giere este pensamiento: “No me corresponde preocuparme de eso”;
pero la fidelidad y el sentido del deber los inducirá a preocuparse de
todo lo que ven. El ejemplo de los obreros principales de la encua-
dernación es imitado por los auxiliares; todos se ponen descuidados
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e imprudentes; y como resultado, se desperdicia una cantidad equi-
valente a sus salarios. Un jefe cuidadoso ahorrará cientos de dólares
anuales en su departamento.
En toda la casa editora debiera existir el principio de la econo-
mía. Para ahorrar los dólares, primero hay que ahorrar con cuidado
las monedas pequeñas. Los hombres que han tenido éxito en los
negocios han sido siempre ahorrativos, perseverantes y enérgicos.
Que todos los que se relacionan con la obra de Dios comiencen
ahora a aprender seriamente a ser vigilantes. Aunque su trabajo no
se aprecie en la tierra, nunca debieran rebajarse ante ellos mismos
siendo infieles en lo que emprenden. Se requiere tiempo para que
una persona se acostumbre a cierto estilo de vida hasta que encuentre
felicidad practicándolo. Seremos individualmente lo que nuestros
hábitos nos hagan, ahora y hasta la eternidad.—
Testimonies for the
Church 4:451, 452
.
Qué hacer con las existencias antiguas
—Nuestras institucio-
nes deben tener mucho cuidado de no incurrir en pérdidas innece-
sarias; y también de preocuparse de las tentaciones y pruebas que
pueden sobrevenir a los obreros que trabajan en ellas. Cada obrero
debe ayudar a sus hermanos; cada institución debe socorrer a otras
instituciones.
Siempre se puede confiar en la Palabra de Dios. Dice él: “No
olvidaré mi pacto, ni mudaré lo que ha salido de mis labios”.
Salmos
89:34
. “La blanda respuesta quita la ira”.
Proverbios 15:1
. Cuando
varias casas editoras tienen abundantes existencias de ciertos libros,