Página 107 - El Ministerio de Publicaciones (1997)

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Importancia de la economía
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Limpiad la casa editora de egoísmo
—Dios necesita hombres
puros y totalmente consagrados para que administren la obra de
la Casa Editora Review and Herald. No tiene lugar para hombres
que traicionan a Cristo en sus transacciones comerciales y lo ponen
en manos de sus enemigos. Esos hombres son un estigma para su
causa, un oprobio para la verdad que pervierten. A menos que se
arrepientan y trabajen como cristianos, siguiendo el ejemplo que
Cristo les ha dado en su vida, Dios no tiene lugar para ellos en su
servicio, porque introducen egoísmo y toda clase de mal.
El Señor desea tener en la casa editora un grupo voluntario de
obreros de claro discernimiento que comprendan la necesidad de
arrepentimiento. Hay que revivir el antiguo espíritu de sacrificio. La
institución necesita hombres capaces de introducir un nuevo orden de
cosas, hombres que limpien la casa editora así como Cristo limpió
los patios del Templo de compradores y vendedores egoístas.—
Manuscrito 12, 1902
.
Entregad el diezmo y simplificad las necesidades persona-
les
—En numerosos obreros ha decrecido notablemente el espíritu
de sacrificio, porque perdieron su primer amor. Muchos se afanan
por obtener salarios más elevados, pero si trabajaran juntamente con
Dios, sus necesidades serían más sencillas; porque gastan dinero
innecesariamente en cosas que no desearían si la verdad santifica-
ra sus corazones. Contemplad el ejemplo de la vida de Cristo. En
la institución hay quienes han retenido sus diezmos y no los han
entregado a la tesorería, alegando que no habían encontrado en la
Biblia la exigencia de devolverlo. ¿Pero por qué no lograban verla?
Porque el egoísmo se había arraigado firmemente en su corazón.
No negaban el yo para ofrecer ofrendas al Señor. Habían robado a
Dios durante años; ¿pero acaso el Señor no mantiene registros de
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sus acciones? Por cierto que sí, porque está escrito que cada persona
será recompensada según sus obras y juzgada según las acciones
que haya hecho, ya sean buenas o malas. El Señor no pasará por alto
la malversación de sus bienes. Está poniendo a prueba a los hombres
para ver quiénes serán súbditos de su reino celestial; porque si no
respetan sus derechos aquí, tampoco los respetarán en el reino de
los cielos. Supongamos que todos los que profesan ser seguidores
de Cristo no entregaran al Señor los bienes que les ha confiado, y
se apropiaran de sus talentos a fin de usarlos para ellos mismos y