Página 143 - El Ministerio de Publicaciones (1997)

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Males de la centralización y la colonización
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ellos mismos, a menos que se arrepintieran. Los ángeles malignos se
regocijaban; pero el Señor dijo: “¿No los juzgaré por estas cosas?”
“Y me volvieron la cerviz, y no el rostro; y cuando los enseñaba
desde temprano y sin cesar, no escucharon para recibir corrección.
Antes pusieron sus abominaciones en la casa en la cual es invocado
mi nombre, contaminándola”.
Jeremías 32:33
.
El Señor me llevó mediante su Espíritu a las reuniones de junta
en las que usted hablaba pidiendo que se aumentara el salario de
uno u otro obrero. Luego se me mostró que el resultado será su
separación de la casa editora debido a la acción equivocada que ha
seguido en diversas líneas de acción...
Después de haber presenciado la confederación efectuada para
elevar los salarios de los obreros de la institución, el Señor me llevó
a las reuniones de la comisión de auditoría que fija los salarios de los
pastores. Había ángeles de Dios en ese lugar, que llevaban un registro
de todo lo que se hacía. La voz del Hno. E era el poder controlador,
que cortaba a voluntad, decidía los salarios de los obreros de acuerdo
con sus propias ideas y sentimientos. A nadie se le ocurría que los
seres celestiales estaban tomando nota de cada transacción. El Hno.
E no era hombre pobre; aceptaba salarios elevados para sí mismo y
prestaba su decidida influencia para asegurar buenos salarios para
otros empleados de la casa editora. Pero esos otros obreros, cuyas
circunstancias ni el Hno. E ni los demás miembros de la comisión
se tomaban el trabajo de averiguar, eran pagados de acuerdo con el
parecer de este administrador. Estos hechos volverán a encontrarse
en el gran día cuando “Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con
toda cosa encubierta, sea buena o sea mala”.
Eclesiastés 12:14
.—
Carta 15, 1895
.
Una confederación sobre los derechos de autor
—La casa edi-
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tora fue apartada de su propósito original; los hombres establecían
condiciones con los autores; se constituían juntas; se maquinaban
arreglos. Mientras un autor prestaba servicio en una reunión en otro
lugar, se pagaban los gastos de un hombre para que fuera a ver a este
hermano a fin de inducirlo a fijar el menor costo posible a sus libros.
Este emisario argüía que la institución quería dar la más amplia
circulación a ese libro sobre un asunto tan importante, y que las
ventas serían mucho mayores si la obra se vendía a menor precio.