Página 15 - El Ministerio de Publicaciones (1997)

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La visión recibida en Dorchester en 1848 y los primeros ensayos de publicaciones
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visión panorámica de la proclamación del mensaje del sellamiento
y el deber que tienen los hermanos de publicar la luz que estaba
alumbrando nuestro camino.
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Después de la visión le dije a mi esposo: “Tengo un mensaje
para ti. Debes imprimir un pequeño periódico y repartirlo entre la
gente. Aunque al principio será pequeño, cuando la gente lo lea te
enviará recursos para imprimirlo y tendrá éxito desde el principio.
Se me ha mostrado que de este modesto comienzo brotarán raudales
de luz que han de circuir el globo”.
Mientras estábamos en Connecticut, en el verano de 1849, mi
esposo sintió el profundo convencimiento de que le había llegado
la hora de escribir y publicar la verdad presente. Recibió mucho
aliento y bendición al resolverse a ello. Pero cayó de nuevo en duda
y perplejidad al considerar que no tenía dinero. Quienes contaban
con recursos preferían guardárselos. Por fin, desalentado, renun-
ció a la empresa y decidió ir en busca de un campo de heno para
comprometerse a guadañarlo.
Al marchar mi esposo de casa, sentí que me sobrecogía un gran
peso, y quedé desvanecida. Oraron por mí y Dios me bendijo, arreba-
tándome en visión. Vi que el Señor había bendecido y dado fuerzas
a mi esposo para que trabajara en el campo un año antes; que había
empleado provechosamente los recursos obtenidos de su trabajo;
que recibiría el ciento por uno en esta vida y, si era fiel, una copiosa
recompensa en el reino de Dios: pero que el Señor no quería ahora
darle fuerzas para trabajar en el campo, porque lo tenía destinado a
otra labor, y que si se aventuraba a ir a cortar heno, habría de dejarlo
porque caería enfermo, pues debía escribir, escribir, escribir y avan-
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zar por fe. Se puso a escribir inmediatamente, y cuando llegaba a un
pasaje difícil, nos uníamos en oración a Dios a fin de comprender el
verdadero significado de su Palabra.
La verdad presente—
Un día de julio, mi esposo trajo a casa
desde Middletown mil ejemplares del primer número de su periódico.
Mientras se componía el original, había recorrido varias veces a pie,
ida y vuelta, la distancia de trece kilómetros que nos separaba de
por lo tanto no está adulterado” (A seal of the Living God [Un sello del Dios viviente],
pág. 26: Folleto de 72 páginas publicado por José Bates en 1849)