Página 257 - El Ministerio de Publicaciones (1997)

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Enseñanza del colportaje evangélico
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Si él hubiera levantado su voz en un tono forzado,... el carácter
conmovedor y la melodía de la voz humana se hubieran perdido, y
mucha de la fuerza de la verdad se hubiera destruido.—
El Evange-
lismo, 46
.
Luego me fue presentado Cristo y su manera de hablar: y en
su voz había una dulce melodía. Su voz expresada con lentitud
y calma, llegaba a sus oyentes, y sus palabras penetraban en sus
corazones, y ellos podían aprehender lo que él había dicho, antes de
que pronunciara la frase siguiente.—
El Evangelismo, 486
.
Jesús enseñaba por parábolas
—En las parábolas y compa-
[299]
raciones encontró el mejor método para comunicar las verdades
divinas. Con un lenguaje sencillo y mediante el uso de figuras e
ilustraciones tomadas del mundo natural, presentó las verdades es-
pirituales a sus oyentes.—
Fundamentals of Christian Education,
236
.
Las enseñanzas de Jesús transformaron a sus discípulos
Gracias a la obra de Cristo, los discípulos sintieron su necesidad del
Espíritu; debido a la enseñanza del Espíritu recibieron su preparación
final y salieron a hacer la obra de sus vidas.
Dejaron de ser ignorantes e incultos. Dejaron de ser un conjunto
de unidades independientes o de elementos discordantes y antagóni-
cos. Dejaron de poner sus esperanzas en las grandezas mundanas.
Eran “unánimes”, “de un mismo corazón y una misma alma”. Cristo
ocupaba sus pensamientos. El progreso de su reino era la meta que
tenían. Tanto en mente como en carácter se habían asemejado a su
Maestro, y los hombres “reconocían, que eran de los que habían
estado con Jesús”.
Hechos 4:13
.
Hubo entonces una revelación de la gloria de Cristo tal como
nunca antes había sido vista por el hombre. Multitudes que habían
denigrado su nombre y despreciado su poder, confesaron entonces
que eran discípulos del Crucificado. Gracias a la cooperación del
Espíritu divino, las labores de los hombres humildes a quienes Cris-
to había escogido conmovieron al mundo. En una generación el
Evangelio llegó a toda nación que existía bajo el cielo.
Cristo ha encargado al mismo Espíritu que envió en su lugar
como Instructor de sus primeros colaboradores, para que sea el Ins-
tructor de sus colaboradores de la actualidad. “He aquí yo estoy con