Página 276 - El Ministerio de Publicaciones (1997)

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El Ministerio de Publicaciones
en Battle Creek
¿Pero valdrá la pena? ¿No tiene el Señor algún
trabajo práctico que debe hacerse en los ramos misioneros? Se nece-
sitarán muchos jóvenes para que trabajen en la casa editora cuando
se establezca en Wáshington para aprender el oficio de impresor.
Nuestras publicaciones deben prepararse para que circulen en el
mundo. Los colportores deben ser enseñados para que se dediquen
a la obra de hacer circular estas publicaciones. Nuestros libros y
revistas deben llegar a lugares que todavía están envueltos en las
tinieblas del error.—
Carta 169, 1903
.
Preparando jóvenes para tareas de evangelismo
—Antes de
que una persona esté preparada para llegar a ser un maestro de la
verdad para los que yacen en las tinieblas, primeramente debe apren-
der... Cuandoquiera haya de llevarse a cabo en un lugar importante
una serie de reuniones especiales de evangelización, debería esta-
blecerse un sistema de trabajo bien ordenado, de modo que los que
quieran ser colportores y los que puedan dar estudios bíblicos a las
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familias, puedan recibir la instrucción necesaria...
En conexión con nuestras misiones deberían funcionar escuelas
de instrucción práctica para los que están por ir al campo como
misioneros. Estos deberían sentir la necesidad de ser aprendices para
trabajar por la conversión de las almas. El trabajo en estas escuelas
debería ser variado. El estudio de la Biblia debería ser de importancia
vital, y al mismo tiempo debería haber una preparación sistemática
de la mente y la conducta, para que aprendan a aproximarse a la
gente en la mejor forma posible. Todos deberían saber trabajar con
tacto y cortesía, y con el espíritu de Cristo.—
El Evangelismo, 83
.
Los jóvenes no debieran estar atados a ocupaciones mecáni-
cas
—El Señor pide que los obreros de nuestros sanatorios, casas
editoras y colegios enseñen a los jóvenes a realizar obra evangéli-
ca. Nuestro tiempo y nuestras energías no deberían comprometerse
tanto en la tarea de establecer sanatorios, negocios de alimentos y
restaurantes, que sea necesario descuidar otros ramos de la obra. Los
jóvenes y las señoritas que deberían estar ocupados en el ministe-
rio, en la obra bíblica y en el colportaje, no debieran ser atados a
ocupaciones mecánicas...
No todos los jóvenes que trabajan para Dios necesitan pasar largos años en la
universidad para obtener una preparación avanzada. El colportaje en sí mismo es una
escuela.