Página 285 - El Ministerio de Publicaciones (1997)

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Enseñando a vender a los colportores evangélicos
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Digan más bien: “Haré un esfuerzo ferviente para vencer este
hábito de hablar en voz baja e indistinta, que es deshonroso para
Dios. Me someteré a disciplina hasta que mi voz sea audible aun
para los que escuchan con dificultad”.—
Consejos para los Maestros
Padres, 232
.
La humildad y el trabajo asiduo atraen la bendición de
Dios
—No supuse que usted edificaría, porque debido a que su vida
está llena de cambios, tal vez esto no sea lo que más conviene. Pero
pienso definidamente que su esposa debiera tener algún lugar que
pueda considerar de su propiedad, aunque sean cuartos alquilados.
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Eso fue todo el hogar que nosotros tuvimos por un tiempo, cuando
teníamos que viajar.
Usted ha dedicado todo su tiempo a una buena obra, y necesita
más descanso del que se ha permitido. Ha trabajado como evange-
lista, y sus palabras y sus obras han abierto numerosas puertas por
donde ha entrado la verdad. No tengo ninguna duda de que el Señor
le ha dado su trabajo. Lo ha bendecido abundantemente en su obra
de colportaje. Esto es porque usted se ha mentenido en el trabajo y
ha dado la gloria a Dios.—
Carta 174, 1903
.
Se necesitan colportores que hayan experimentado el nuevo
nacimiento
—Hay que emplear métodos sencillos y directos. Ponga
su confianza en Dios. El le enseñará a simplificar, a evitar el empleo
de métodos en la publicación y circulación de libros que podrían
producir frustración y fracaso...
El colportaje es una obra de evangelismo que puede producir
mucho bien. Debiera enviarse a dos colportores juntos. Pueden ayu-
darse mutuamente a ser hijos honorables de Dios. “Ahora que os
habéis purificado mediante la obediencia a la verdad, que lleva a
un sincero amor fraternal, amaos unos a otros entrañablemente, de
corazón puro. Pues habéis nacido de nuevo, no de semilla corrup-
tible, sino incorruptible, por medio de la Palabra de Dios que vive
y permanece para siempre”.
1 Pedro 1:22, 23
. Entonces, cuán im-
portante es que todos los que se dedican a la obra, los que trabajan
en el colportaje y los que se desempeñan en la oficina, preserven y
practiquen fielmente los principios más elevados y santos contenidos
en la Palabra de Dios. Tienen que nacer de nuevo mediante el poder
de la Palabra de Dios, por medio de la obediencia a la verdad. Tienen
que descubrir por cuenta propia lo que significa la justicia...