Página 364 - El Ministerio de Publicaciones (1997)

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El Ministerio de Publicaciones
vigorosos y coordinados. Además, gran parte de los periódicos y
libros que, como las ranas de Egipto, se esparcen por la tierra, no
son solamente bajos, inútiles y enervantes, sino impuros y degradan-
tes. No sólo intoxican y arruinan la mente, sino que corrompen y
destruyen el alma.—
El Hogar Cristiano, 378
.
Libros que siembran la semilla de la verdad bíblica
—Entre
un campo inculto y una mente no educada hay una sorprendente
similitud. El enemigo siembra cizaña en las mentes de los niños y los
jóvenes, y a menos que los padres ejerzan solícito cuidado, la cizaña
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brotará para llevar frutos malos. Se necesita trabajo incesante para
cultivar la mente y sembrar en ella la preciosa semilla de la verdad
bíblica. Se debe enseñar a los niños a rechazar las historias triviales
y excitantes, y a buscar lecturas sensatas, que inducirán a la mente a
interesarse en los relatos bíblicos, en la historia y sus argumentos.
La lectura que arroje luz sobre el Sagrado Volumen y vivifique el
deseo de estudiarlo, no es peligrosa sino beneficiosa.—
El Hogar
Cristiano, 380
.
Los jóvenes debieran tener objetivos de lectura
—Cuando me
doy cuenta de los peligros que hacen correr a la juventud las malas
lecturas, no puedo menos que insistir en las advertencias que me han
sido dadas acerca de este azote.
Los males que amenazan a los obreros cuando tienen que mane-
jar impresos de carácter dudoso no son comprendidos suficientemen-
te. La atención de los empleados es atraída y su interés despertado
por los temas que pasan bajo sus ojos; hay frases que se imprimen
en la memoria; les son sugeridos pensamientos. Casi inconsciente-
mente, el lector siente la influencia del escritor; su espíritu y carácter
reciben de ella una impresión maléfica. Hay quienes tienen poca fe y
poco dominio propio, y les resulta difícil desterrar los pensamientos
que les sugieren tales escritos.
¡Ojalá los jóvenes reflexionaran acerca de la influencia que tie-
nen sobre la mente las historias excitantes! ¿Podéis abrir la Palabra
de Dios después de una lectura tal, y leer con interés las palabras
de vida? ¿No encontráis insípido el Libro de Dios? El encanto de
aquella historia de amor pesa sobre la mente, la excita e impide que
concentréis vuestro espíritu en las verdades importantes y solemnes
que conciernen a vuestro interés eterno. Pecáis contra vuestros pa-
dres al dedicar a un propósito tan malo el tiempo que les pertenece,