Página 374 - El Ministerio de Publicaciones (1997)

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Capítulo 39—Un testigo para todas las naciones
No sabemos cuál prosperará
—Ha habido un descuido causado
por nuestra pereza y una incredulidad criminal entre nosotros como
pueblo; esto nos ha mantenido a la retaguardia sin hacer la obra que
Dios nos ha dejado y que consiste en permitir que nuestra luz brille
delante de los que pertenecen a otras naciones. Se siente temor en
aventurarse y no se quiere correr riesgos en la obra, temiendo que
la inversión de medios no traiga resultados. ¿Qué pasaría si se usan
los medios y sin embargo no podemos ver que algunas almas han
sido salvadas por ellos? ¿Qué pasaría si malgastáramos una porción
de nuestros medios? Mejor es trabajar y mantenerse activo que no
hacer nada. Vosotros no sabéis qué cosa prosperará, si esto o lo otro.
Dios tendrá hombres que arriesgarán cualquier cosa y todo lo
que tienen para salvar almas. Aquellos que no avancen sino hasta
que puedan ver todo trecho del camino con claridad delante de ellos,
no rendirán ningún beneficio en este tiempo para el progreso de la
verdad divina. Debe haber ahora obreros que avancen en la oscuridad
tanto como en la luz, y que se mantengan firmes y valientes pese
a los desánimos y las esperanzas frustradas, que trabajen con fe,
con lágrimas y con paciente esperanza, y siembren junto a todas las
aguas, confiando en el Señor para que él traiga los frutos. Dios llama
a hombres de nervio, de esperanza, de fe y de persistencia, para que
trabajen.—
Notas Biográficas de Elena G. de White, 235, 236
.
Experiencia con un cultivador de cítricos australiano
Había un hombre a quien apreciábamos mucho, juntamente con
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su familia. Le gustaba leer y poseía una granja grande donde cultiva-
ba las naranjas más escogidas y los mejores limones, y también otras
frutas. Pero no se afirmó en la verdad al comienzo, de modo que
llegó el momento cuando la abandonó. Me hablaron de esto. Durante
la noche el ángel del Señor parecía estar junto a mí diciéndome: “Ve
a ver al Hno.—; llévale tus libros porque esto salvará su alma. Lo
visité llevando algunos de mis libros grandes.” Hablé con él como si
él estuviera con nosotros Le hablé acerca de sus responsabilidades.
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