Página 42 - El Ministerio de Publicaciones (1997)

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El Ministerio de Publicaciones
enemigo procura utilizar todo recurso que pueda incapacitar esta ins-
titución. Procura convertirla en algo común por medio de los obreros
que Dios relaciona con ella. Cuando los obreros sean enseñados a
considerar este gran centro como una institución relacionada con
Dios y bajo su supervisión, cuando comprendan que es un canal
por el que debe comunicarse luz del cielo al mundo, entonces le
demostrarán gran respeto y reverencia. Cultivarán y manifestarán
hacia ella los mejores pensamientos y los sentimientos más nobles,
para que las inteligencias celestiales puedan colaborar con los seres
humanos.
Cuando los obreros comprendan que están en presencia de ánge-
les, cuyos ojos son demasiado puros para contemplar la iniquidad,
aplicarán las restricciones más fuertes a sus pensamientos, palabras y
acciones. Recibirán fortaleza moral; porque el Señor dice. “Honraré
a los que me honran”. Cada obrero tendrá una experiencia preciosa,
y un poder y una fe que son más fuertes que todas las circunstancias.
Podrán decir: “El Señor está en este lugar”. Los ángeles de Dios
estarán en cada sección de la casa editora y en cada oficina circulará
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el poder de una vida interior. Habrá en las vidas de los obreros un
poder que se sentirá en toda la institución.
Hermanos, tenéis que elevaros más alto en vuestro servicio. La
casa editora no debe considerarse un negocio común. Todos los que
reconocen a Dios en sus canales designados, que actúan como fieles
mayordomos en cualquier lugar donde puedan servir a Dios, serán
honrados por él...
¿Obedecerán estas cosas todos los que trabajan en nuestras ins-
tituciones? El Señor no ve en la forma como el hombre ve. Mira
debajo de la superficie. Mira la mente, en la que se originan todas
nuestras acciones. El nota especialmente todo lo que glorifica su
nombre ante la gente.—
Carta 27, 1896
.
La imprenta es un medio poderoso para difundir la luz—
La
prensa es un poderoso medio para mover los entendimientos y los
corazones. Los hombres mundanos se valen de la prensa para apro-
vechar toda ocasión de difundir entre el público literatura ponzoñosa.
Si quienes están impulsados por el espíritu del mundo y de Satanás
se esfuerzan con ahínco para propagar libros, folletos y periódicos
de índole corruptora, vosotros debéis ser aún más tenaces en ofrecer
a las gentes lecturas de carácter enaltecedor y salvador.