Página 41 - El Ministerio de Publicaciones (1997)

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Propósito de Dios para la obra de publicaciones
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ponen a la destrucción y parecerse así a la poderosa luz de un faro
edificado en una costa peligrosa.—
Joyas de los Testimonios 3:140
.
Cada institución que lleva el nombre de adventista del séptimo
día, debe ser para el mundo lo que José fue en Egipto, y Daniel y sus
compañeros en Babilonia. En la providencia de Dios, estos hombres
fueron llevados cautivos para que llevaran a las naciones paganas
el conocimiento del Dios verdadero. Tenían que ser representantes
de Dios en nuestro mundo. No debían transigir con las naciones
idólatras con las que habían sido puestos en contacto, sino que
debían permanecer leales a su fe, llevando como honor especial el
nombre de adoradores del Dios que había creado los cielos y la
tierra.—
Testimonies for the Church 8:153
.
A medida que nuestra obra se ha ido extendiendo y las institu-
ciones se han ido multiplicando, el propósito que Dios tuvo para
establecerlas sigue siendo el mismo. Las condiciones para obtener
prosperidad no han cambiado.—
Testimonies for the Church 6:224
.
Los instrumentos designados por Dios—
La Editorial Echo
[casa editora australiana, Melbourne]
es el instrumento designado
por Dios, sobre el que ejerce un cuidado vigilante constante. El Señor
me ha revelado que entre los obreros no ha existido conciencia de la
condición sagrada de este importante centro: no han comprendido
que es una institución que pertenece a Dios por su propia elección y
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que tiene la misión de realizar la obra indispensable para esa parte
del mundo, con el fin de preparar a un pueblo que permanezca firme
en el gran día del Señor...
El Señor llama a los hombres que están relacionados con las
cosas sagradas a ser tan firmes como el acero a su obra y a la causa de
Dios. Sus medios deben ocupar el primer lugar en sus pensamientos
y planes; deben cuidarse como asunto sagrado. Los colaboradores
de Dios deben usar para él hasta el último ápice de las habilidades y
conocimientos a ellos confiados...
El enemigo actúa lentamente y con cautela si ve que esto es-
torbará el progreso de la obra. A veces la moderación ha sido un
pecado de incredulidad. Pero cuando él ve que la demora perjudicará
sus planes, crea circunstancias que al parecer hacen necesario actuar
con premura y sin la debida consideración...
La obra no es nuestra sino del Señor, por lo que nadie debe des-
fallecer. Los ángeles se preocupan constantemente de la obra... El