Preparación de los obreros
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Los obreros de la casa editora debieran ser colportores
—La
obra del Señor tiene numerosas ramas. Son numerosas las formas
como el Señor condesciende en emplear a agentes humanos. Cada
hombre y mujer, como mayordomo de Dios, tiene una obra que
realizar. Cada uno ha recibido capacidades que lo califican para
esta obra. Si los que están en cargos de responsabilidad en la casa
editora desechan el egoísmo, si pesan fielmente las probabilidades y
posibilidades, se preocuparán de que si en la institución hay algunos
empleados que hacen trabajos que se harían mejor fuera de la casa
editora, estas personas sean colocadas en un lugar donde puedan
usar su habilidad en otras líneas de servicio en la obra del Señor. Hay
gran necesidad de colportores, y ninguno de nosotros está en este
mundo para complacerse y glorificarse a sí mismo.—
Manuscrito 54,
1899
.
Entrevistas y exámenes hechos con alegría
—Antes de em-
plear a un obrero en la casa editora, se lo debe someter a un examen
para comprobar su capacidad y su condición espiritual. Este examen
no debe realizarse en forma arbitraria, sino en el amor de Cristo, no
según el método habitual, sino el método de Cristo...
La obra que realizan con interés espiritual los obreros de la
institución debe hacerse con alegría. No debe considerarse una
carga, sino un privilegio. Los que hacen esta obra no deben andar
con la cara larga, como si fueran a un funeral, sus rostros debieran
estar iluminados con el gozo del servicio a Cristo.—
Manuscrito 81,
[104]
1901
.
Ayudad al que tenga defectos de carácter
—Se me instruyó
que el Hno. P debía ser separado de sus asociados mundanos; que a
menos que fuera colocado bajo influencias totalmente diferentes, se
arruinaría; y que en lo que concierne a su llamado a salir del campo
del sur, sin un motivo debido, para ir a trabajar en la Review and
Herald, debiera volver al trabajo del que fue llamado.
Esto es lo que se me dijo: “Toma a este joven como tu hijo. Tu
corazón de madre debe adoptarlo como alguien necesitado de tu
simpatía y cuidado vigilante. Su alma es preciosa. Puede ser imbuido
por mi Espíritu y capacitado para realizar una obra para salvación
de las almas. Tú puedes ser un instrumento para su salvación. No te
alejes de él porque tiene puntos débiles en su carácter”.—
Carta 115,
1902
.