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El Ministerio de Publicaciones
Tratad con liberalidad a los obreros
—Dios es rico. Puede
permitirse ser liberal. El desea que sus servidores trabajen en líneas
de actividad que inspiren confianza. Hay que tratar liberalmente a
todos. Sin embargo, hay que recoger los fragmentos para que nada
se pierda.
En el trato con las mentes, sed muy cuidadosos de revelar a
Cristo. Haced que vuestros aprendices comprendan que son parte de
la firma. Decidles: “Deseamos que colaboréis con Cristo. Al hacerlo,
trabajaréis en vuestra propia salvación con temor y temblor, porque
Dios obrará en vosotros para que queráis y hagáis según su propia
voluntad”. No hagáis nada que induzca a los aprendices a creer que
no han sido tratados correctamente. Este sentimiento corroe la mente
y la impresión causada nunca desaparece.
Que Dios nos conceda corazones tiernos, corazones de carne, y
no corazones de acero. Recordad que de la manera como juzguéis
seréis juzgados. Dios será misericordioso con los que manifiesten
misericordia. Recordad que se os ha concedido el privilegio de
ayudar a Cristo en la persona de sus santos. Cuando usáis este
privilegio debidamente, estáis dando gloria al Salvador. Vuestro
trabajo os proporcionará abundantes ganancias.—
Manuscrito 81,
1901
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