Página 25 - Maranata

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Un camino mejor y más noble, 18 de enero
Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; aprended a hacer
el bien.
Isaías 1:16, 17
.
La ignorancia, el amor a los placeres y los hábitos pecaminosos, que corrompen el alma, el cuerpo y el espíritu, llenan el mundo
de lepra moral; un mortífero paludismo moral está destruyendo a millares y a decenas de millares.—
Los Hechos de los Apóstoles,
297, 298
.
Muchos están sumidos en el pecado. Muchos están angustiados. Están oprimidos por el sufrimiento, la necesidad, la incredulidad
y el desaliento. Se hallan afligidos por enfermedades de toda clase, tanto del cuerpo como del alma. Anhelan hallar solaz para sus
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penas, y Satanás los tienta a buscarlo en la concupiscencia y los placeres que conducen a la ruina y a la muerte. Les ofrece las
manzanas de Sodoma, que se tornarán ceniza en sus labios.—
EE, 414
.
Se me ha presentado un horrible cuadro de la condición del mundo. La inmoralidad cunde por doquiera. La disolución es el
pecado característico de esta era. Nunca alzó el vicio su deforme cabeza con tanta osadía como ahora... La iniquidad prevaleciente
no es del dominio exclusivo del incrédulo y el burlador. Ojalá fuese tal el caso; pero no sucede así. Muchos hombres y mujeres que
profesan la religión de Cristo son culpables. Aun los que profesan esperar su aparición no están más preparados para ese suceso
que Satanás mismo. No se están limpiando de toda contaminación. Han servido durante tanto tiempo a su concupiscencia, que sus
pensamientos son, por naturaleza, impuros, y sus imaginaciones, corruptas. Es tan imposible lograr que sus mentes se espacien en
cosas puras y santas como lo sería desviar el curso del Niágara y hacer que sus aguas remontasen las cataratas... Cada cristiano
tendrá que aprender a refrenar sus pasiones y a guiarse por los buenos principios...
Si la lascivia, la contaminación, el adulterio, los delitos y el homicidio están a la orden del día entre los que no conocen la verdad
y se niegan a ser regidos por los principios de la Palabra de Dios, ¡cuán importante resulta que les muestren un camino mejor y más
noble aquellos que profesan ser discípulos de Cristo y estar estrechamente aliados con Dios y los ángeles! ¡Cuán importante viene a
ser que por su castidad y virtud se destaquen en contraste con los que son dominados por brutales pasiones!—
Los Hechos de los
Apóstoles, 297-299
.
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