¿Por qué se prolonga el tiempo de prueba? 25 de marzo
El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no
queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.
2 Pedro 3:9
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Se me mostró el peligro que corremos como pueblo de llegar a asemejarnos al mundo más bien que a la imagen de Cristo.
Estamos ahora en los mismos umbrales del mundo eterno; pero es el propósito del adversario de las almas inducirnos a postergar la
terminación del tiempo. Satanás asaltará de toda manera posible a los que profesan ser el pueblo que guarda los mandamientos de
Dios y espera la segunda aparición de nuestro Salvador en las nubes de los cielos con poder y grande gloria. Inducirá a tantos como
pueda a postergar el día malo, a identificarse en espíritu con el mundo y a imitar sus costumbres. Me sentí alarmada al ver que el
espíritu del mundo estaba dominando los corazones y las mentes de muchos que hacen alta profesión de la verdad. Albergan el
egoísmo y la complacencia propia; pero no cultivan la verdadera piedad ni la estricta integridad...
Al considerar el poco tiempo que nos queda, debiéramos velar y orar como pueblo, y en ningún caso dejarnos distraer de la
solemne obra de preparación para el gran acontecimiento que nos espera. Porque el tiempo se alarga aparentemente, muchos se
han vuelto descuidados e indiferentes en sus palabras y acciones. No comprenden su peligro, y no ven ni entienden la misericordia
de nuestro Dios al prolongar el tiempo de gracia a fin de que tengan oportunidad de adquirir un carácter digno de la vida futura e
inmortal. Cada momento es del más alto valor. Se les concede tiempo, no para que lo dediquen a estudiar sus propias comodidades y
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a transformarse en moradores de la tierra, sino para que lo empleen en la obra de vencer todo defecto de su carácter, y en ayudar a
otros, por su ejemplo y esfuerzo personal, a ver la belleza de la santidad.
Dios tiene en la Tierra un pueblo que, con fe y santa esperanza, está siguiendo el registro de la profecía que rápidamente se
cumple, y cuyos miembros están tratando de purificar sus almas obedeciendo a la verdad a fin de no ser hallados sin manto de boda
cuando Cristo aparezca.—
Testimonies for the Church 4:301, 302
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