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Capítulo 4—Lo que debe ser evitado
Los que hacen del canto una parte del culto divino, deben elegir
himnos con música apropiada para la ocasión, no de notas
fúnebres, sino alegres y, con todo, melodías solemnes. La voz puede
y debe ser modulada, enternecida y subyugada.—
The Signs of the
Times, 22 de junio de 1882
;
El Evangelismo, 370
.
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Voces estridentes
La música forma parte del culto de Dios en los atrios del cielo.
En nuestros cantos de alabanza, debemos intentar acercarnos tanto
como sea posible a la armonía de los coros celestiales. A menudo me
he entristecido al oír voces incultas, elevadas hasta la más alta nota,
chillando literalmente, al expresar las sagradas palabras de algún
himno de alabanza. Cuán inapropiadas son esas voces agudas y
estridentes en el culto sagrado y el gozoso servicio de Dios. Anhelo
tapar mis oídos, o huir lejos del lugar, y me alegro cuando el penoso
ejercicio ha terminado.
Los que hacen del canto una parte del culto divino, deben elegir
himnos con música apropiada para la ocasión, no de notas fúnebres,
sino alegres y, con todo, melodías solemnes. La voz puede y debe
ser modulada, enternecida y subyugada.—
The Signs of the Times,
22 de junio de 1882
;
El Evangelismo, 370
.
Jerga y discordancia
Vi que todos deben cantar con el espíritu y con el entendimien-
to también. A Dios no le complace la jerga y la discordancia. Lo
correcto le agrada siempre más que lo incorrecto. Y, cuanto más pue-
dan acercarse los hijos de Dios a lo correcto, con canto armonioso,
tanto más será él glorificado, la iglesia beneficiada y los no creyentes
favorablemente impresionados.—
Testimonies for the Church 1:146
(1857)
;
El Evangelismo, 370
.
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