Página 109 - Notas biogr

Basic HTML Version

Providencias alentadoras
105
Mudanza a Connecticut en 184
En junio de 1849, la Hna. Clarisa M. Bonfoey propuso vivir
con nosotros. Sus padres acababan de morir, y una división de los
muebles de la casa le había dado todo lo necesario para empezar un
[135]
nuevo hogar de una pequeña familia. Ella gozosamente nos permitió
el uso de estas cosas, y realizó las tareas de nuestra casa. Ocupamos
una parte de la casa del Hno. Belden en Rocky Hill. La Hna. Bonfoey
era una preciosa hija de Dios. Tenía una disposición alegre y feliz;
nunca estaba triste, y sin embargo no era vana ni frívola.
Aguas vivas: un sueño
Mi esposo asistió a ciertas reuniones en Nueva Hampshire y
Maine. Durante su ausencia estaba yo muy conturbada por temor
de que se contagiase de cólera, a la sazón en pleno auge. Pero una
noche soñé que mientras a nuestro alrededor morían muchos de
cólera, mi marido propuso que fuéramos a dar un paseo. Durante el
paseo observé que él tenía los ojos inyectados de sangre, el rostro
encendido y los labios pálidos. Le manifesté mis temores de que
fuese fácil presa del cólera, y él me dijo: “Andemos un poco más, y
te enseñaré un seguro remedio para el cólera”.
Nota.—Después de visitar la familia Hastings en Nueva Ipswich, el pastor White y
su esposa regresaron a Maine, pasando por Boston, y llegaron a Topsham el 21 de marzo
de 1849. Al sábado siguiente, mientras adoraban con la pequeña compañía de ese lugar,
la Sra. White recibió una visión en la cual vio que la fe de uno de los hermanos de Paris,
Maine, estaba vacilando, y esto la indujo a pensar que era su deber visitar al grupo de
ese lugar. “Fuimos—le escribió ella en una carta a los Hnos. Hastings—, y encontramos
que ellos necesitaban ser fortalecidos... Pasamos una semana con ellos... Dios me dio dos
visiones mientras estaba allí, para gran consuelo y fortaleza de los hermanos. El Hno.
Stowell quedó establecido en toda la verdad presente, de la cual él había dudado”.
Después de regresar a Topsham se encontraban perplejos en cuanto adónde debían pasar el
verano. Habían llegado invitaciones de los hermanos de Nueva York y de Connecticut, y en
ausencia de una luz positiva decidieron responder al llamado de Nueva York. Escribieron
una carta que daba indicaciones con respecto a su llegada a Utica, donde algunos de los
hermanos podrían encontrarlos. Pronto, sin embargo, la Sra. White se sintió agobiada
y oprimida. Su esposo, viendo su angustia, quemó la carta que acababan de escribir, se
arrodillaron y rogaron que la carga les fuera quitada. Al día siguiente el correo les trajo
una carta del Hno. Belden, de Rocky Hill, Estado de Connecticut, urgiéndolos a aceptar
la invitación. El pastor White y su esposa vieron en esta ferviente invitación la manifiesta
providencia de Dios, y decidieron ir, creyendo que el Señor estaba abriéndoles el camino.