Página 174 - Notas biogr

Basic HTML Version

170
Notas biográficas de Elena G. de White
ser abatido, con una paciencia y una perseverancia incansables. Con
estas cualidades en ejercicio activo, las iglesias serían mantenida. en
orden.
Dios había advertido y amonestado a mi esposo con respecto
a la preservación de su salud. A mí se me había mostrado que él
había sido levantado por el Señor, y que vivía por un milagro de su
misericordia, no con el propósito de concentrar de nuevo sobre él las
cargas bajo las cuales una vez cayó, sino para que el pueblo de Dios
fuera beneficiado por su experiencia en hacer progresar los intereses
de la causa, y en relación con la obra que el Señor me ha dado, y la
carga que él ha puesto sobre mí.
Durante los años que siguieron a la recuperación de mi esposo,
el Señor abrió delante de nosotros un amplio campo de trabajo. Aun-
que yo asumí la responsabilidad de la predicación tímidamente al
comienzo, a medida que la providencia de Dios abría el camino de-
lante de mí aumentó mi confianza para ponerme de pie ante grandes
auditorios. Juntos asistimos a nuestros congresos campestres y otras
grandes reuniones, desde Maine hasta Dakota, y desde Míchigan
[216]
hasta Texas y California.
La obra que comenzó en forma débil y oscura continuó aumen-
tando y fortaleciéndose. Casas editoras y misiones establecidas en
muchos países dan fe de su crecimiento. En lugar de la edición de
nuestro primer periódico, que llevamos a la oficina de correos en una
valija, ahora se envían, mensualmente, muchos cientos de miles de
ejemplares de nuestros diversos periódicos, desde donde se publican.
La mano de Dios ha sido con esta obra para prosperarla y edificarla.
La historia posterior de mi vida había de implicar la historia de
muchas de las empresas que han surgido entre nosotros, y con las
cuales la obra de mi vida ha estado estrechamente vinculada. Para la
edificación de estas instituciones, mi esposo y yo trabajamos con la
pluma y con la voz. El anotar, aun brevemente, las experiencias de
estos activos y atestados años, excedería en gran manera los límites
de este bosquejo. Los esfuerzos de Satanás para impedir la obra
y para destruir a los obreros no han cesado; pero Dios ha tenido
cuidado de sus siervos y de su obra.
Como he participado en todo paso de avance hasta nuestra con-
dición presente, al repasar la historia pasada puedo decir: “¡Alabado
sea Dios!” Al ver lo que el Señor ha hecho, me lleno de admiración