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Un sueño solemne
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el observar los mandamientos de Dios, no se habría necesitado la
multitud de ceremonias y ordenanzas que tenían.
Si los hijos de Dios que ahora profesan ser el tesoro peculiar
del Señor quisieran obedecer sus requerimientos, como están espe-
cificados en su Palabra, no recibirían testimonios especiales para
despertarlos a su deber, e impresionar en su mente su pecaminosidad
y el terrible peligro de descuidar la obediencia a la Palabra de Dios.
Hay conciencias que han sido embotadas, porque la luz ha sido
puesta a un lado, descuidada y despreciada. Y Dios quitará estos
Testimonios del pueblo, lo privará de su fuerza y lo humillará.
Soñé que mientras hablaba el poder de Dios cayó sobre mí de una
manera muy notable, y se me privó de toda mi fuerza. Sin embargo
no tuve ninguna visión. Yo pensaba que mi esposo se ponía en pie
delante del pueblo y exclamaba: “Este es el poder maravilloso de
Dios. El ha hecho de los Testimonios un medio poderoso de alcanzar
a las almas, y por medio de ellos, él trabajará en forma todavía más
poderosa de lo que ha hecho hasta ahora. ¿Quién estará de parte del
Señor?”
Soñé que un buen número de hermanos se pusieron instantánea-
mente de pie, y respondieron al llamamiento. Otros permanecieron
sentados de mal humor; algunos manifestaron escarnio y burla, y
unos pocos parecían totalmente indiferentes. Uno se puso en pie a
mi lado y dijo:
“Dios te ha levantado y te ha dado palabras para hablar al pueblo
y para alcanzar los corazones como él no lo ha hecho con ningún
otro. El ha conformado tus testimonios para hacer frente a los casos
que están en necesidad de ayuda. No debes dejarte afectar por la
burla, por el escarnio, por el reproche y por la censura. A fin de
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ser el instrumento escogido de Dios, no debes depender de ningún
otro, sino depender exclusivamente de él, y como la viña que se
agarra de su tutor, debes permitir que tus zarcillos lo rodeen. El
te hará un medio para comunicar su luz al pueblo. Debes obtener
diariamente fuerza de Dios, a fin de estar fortalecida, para que el
ambiente donde estás no oscurezca ni eclipse la luz que Dios ha
permitido que brille sobre su pueblo por tu medio. Es el objeto
especial de Satanás impedir que esta luz llegue al pueblo de Dios,
quien mucho la necesita en medio de los peligros de estos últimos
días.