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Sin embargo, esto no ha de entorpecer el propósito de Dios de que
esta obra creciente—con sus cuidados y cargas—dividida en varias
ramas, sea confiada a hombres que desempeñen su parte y levanten
la carga cuando debe ser levantada. Estos hombres deben estar dis-
puestos a recibir instrucciones, y entonces Dios podrá capacitarlos,
santificarlos y comunicarles santidad de juicio a fin de que prosigan
cuanto emprendan en su nombre”.
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