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Peligro de adoptar directivas mundanas en la obra de Dios
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porque yo estaba impresionada de que había delante de nosotros
un gran peligro en el propio corazón de la obra. Había estado yo, y
todavía lo estoy, agobiada de perplejidad mental y física, abrumada
con el pensamiento de que debía presentar un mensaje a nuestros
hermanos de Battle Creek, para advertirles en contra de una línea de
conducta que separaría a Dios de la casa publicadora.
“Los ojos del Señor estaban fijos sobre el pueblo, con dolor
mezclado con desagrado, y se pronunciaron las siguientes palabras:
‘Tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto,
de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues
si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te
hubieres arrepentido’
Apocalipsis 2:4-5
.
“El que lloró sobre el Israel impenitente al ver cómo ese pueblo
desconocía a Dios y a Cristo su Redentor, observaba el corazón de
la obra en Battle Creek. Un gran peligro se cernía sobre el pueblo,
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pero algunos no lo sabían. La incredulidad y la impenitencia habían
cegado sus ojos, y confiaban en la sabiduría humana para conducir
los intereses más importantes de la causa de Dios con respecto a la
obra de publicaciones. Con la debilidad del juicio humano, algunos
hombres estaban juntando en sus manos finitas las riendas de control,
mientras que la voluntad de Dios, el método y el consejo de Dios, no
eran considerados y buscados como cosa indispensable. Hombres
de una voluntad empecinada y férrea, tanto pertenecientes a la casa
publicadora como fuera de ella, se estaban confederando, y estaban
determinados a que se tomaran ciertas medidas de acuerdo con su
propio juicio.
“Yo les dije: ‘No podéis hacer esto. El gobierno de estos grandes
intereses no puede ser colocado totalmente en manos de aquellos que
manifiestan tener poca experiencia en las cosas de Dios, y que no
tienen discernimiento espiritual. El pueblo de Dios en todas nuestras
filas no debe, por causa de una mala conducción de parte de hombres
errados, ver su confianza sacudida en los intereses importantes en el
gran corazón de la obra, lo cual tiene una decidida influencia sobre
nuestras iglesias en los Estados Unidos y en los países extranjeros. Si
tomáis el control de la obra de publicaciones, este gran instrumento
de Dios, a fin de imponerle vuestro molde y vuestras normas para
regirla, hallaréis que esto es peligroso para vuestras propias almas,
y desastroso para la obra de Dios. Será un pecado tan grande a la