Capítulo 50—El primer congreso campestre en
Australia
“Nos alegramos de anunciar a nuestro pueblo—escribió el pastor
A. G. Daniells a fines de septiembre de 1893 a los hermanos y
hermanas de Australia—, que ha llegado el tiempo en que la junta
directiva de la Asociación ve preparado el camino para realizar los
deseos de muchos de tener un congreso campestre”. Algunos habían
estado esperando ansiosamente un anunció semejante, y éste llegó
como una gran noticia a las filas de los creyentes esparcidos por
todas las colonias australianas.
Entre los obreros que se había anunciado que asistirían se encon-
traban el pastor O. A. Olsen, presidente de la Asociación General; la
Sra. Elena G. White y algunos hermanos a quienes la junta misionera
enviaba desde los Estados Unidos para ayudar a la pequeña fuerza
de obreros del campo australiano. La promesa de tener amplia ayuda
indujo al pastor Daniells a añadir sus palabras de recomendación:
“Esta será una rara ocasión—que tal vez no tendremos de nuevo
por años—y ciertamente esperamos que sólo pocos de nuestros
hermanos se nieguen el privilegio de estar presentes”
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Se requería mucha fe para planear un congreso campestre general
al cual se invitaba a los hermanos y hermanas de todas las colonias.
Sólo los gastos de viaje parecían casi prohibitivos debido a las
extensas distancias que debían recorrerse. Pero la necesidad de
reunirse era imperativa, y por lo tanto se instó a los creyentes, en
forma reiterada, a asistir. “Esta reunión—declaró la Sra. White—
señalará una nueva era en la historia de la obra de Dios en este
campo. Es importante que todo obrero de nuestras iglesias esté
presente, e insto a todos a venir”.
“Temo que algunos digan—continuó—: ‘Es costoso viajar, y
sería mejor que yo ahorrara el dinero y lo diera para el avance de
la obra en donde se lo necesite tanto’. No razonéis de esta manera;
Bible Echo, 320
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