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El primer congreso campestre en Australia
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arduos esfuerzos para hacer que los terrenos resultaran atractivos
e invitadores—; y se trató de que el orden de nuestro campamento
mostrara las alabanzas de Aquel que nos llamó de las tinieblas a su
luz admirable”.
1 Pedro 2:9
. Los resultados logrados fueron mucho
mayores que los que habían trabajado duramente se habían atrevido
a esperar. “El campamento impresionó en quienes lo visitaron—
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escribió la Sra. White también—que la verdad que defendíamos
era de gran importancia, y que el espíritu misionero es el verdadero
espíritu del Evangelio.
“Este era el primer congreso campestre que Melbourne haya
visto, y era una maravilla y un milagro para el pueblo. Cerca y lejos
se divulgaron las noticias concernientes a esta ciudad de tiendas, y
se despertó un admirable interés. Cada tarde y cada noche la tienda
estaba llena hasta su máxima capacidad, no de una clase baja de
la sociedad, sino de gente inteligente, médicos de nota, ministros y
comerciantes. Vimos que, con la bendición de Dios, este congreso
haría más para presentar nuestra obra ante la gente, que lo que
hubieran hecho años de trabajo.
“Miles visitaron el campamento y expresaron su placer y su
admiración por el orden de los terrenos, y lo bien que estaban hechos
los arreglos en las tiendas, limpias y blancas. No pareció despertarse
ninguna terca oposición cuando los hombres y mujeres escuchaban
la verdad por primera vez. El poder de Dios estaba entre nosotros.
Brighton se hallaba conmovido desde un extremo hasta el otro. Se
despertó tanto en Melbourne como en los suburbios circunvecinos,
un interés mayor que cualquier cosa que hubiéramos presenciado
desde el movimiento de 1844. La verdad era nueva y extraña; sin
embargo impresionó a la gente; porque predicábamos la Palabra de
Dios, y el Señor la hacía llegar a los corazones de los oyentes.
“Muchos visitantes venían desde lejos y, como ocurría en el mo-
vimiento de 1843 y 1844, traían consigo su merienda y permanecían
todo el día. Una cantidad de ciudadanos del lugar declararon que si
no fuera porque vivían cerca, habrían rentado tiendas y acampado
con nosotros en los terrenos. Valoraban el privilegio de escuchar la
Palabra de Dios tan claramente explicada. Dijeron que la Biblia pa-
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recía estar llena de cosas nuevas y preciosas, y que era como un libro
nuevo para ellos. De parte de muchos escuchamos expresiones tales
como las siguientes: ‘Esto es más de lo que esperábamos’. ‘Nues-