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El colegio de Avondale
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lo que han aprendido, crecerán constantemente en sabiduría y cono-
cimiento. Hemos de aprender del Libro de los libros los principios
conforme a los cuales debemos vivir y trabajar. Consagrando a Dios
[404]
todas las capacidades que nos fueron dadas por él, que es quien tiene
el primer derecho de poseerlas, haremos hermosos progresos en todo
lo que sea digno de nuestra atención...
“Nuestras escuelas deben ser conducidas bajo la supervisión de
Dios. Hay una obra que debe hacerse por los jóvenes y las señoritas
que todavía no se ha hecho. Existe un mayor número de jóvenes que
necesitan tener las ventajas de nuestras escuelas. Ellos necesitan el
curso de educación manual, que les enseñará a llevar una vida activa
y enérgica. Nuestras escuelas deben realizar toda clase de trabajo.
Los alumnos deben ser enseñados por directores sabios, juiciosos
y temerosos de Dios. Todo ramo de labor ha de ser conducido de
la manera más cabal y sistemática en que la larga experiencia y la
sabiduría puedan capacitarnos a planear y ejecutar.
“Despierten los maestros a la importancia de este tema, y enseñen
agricultura y otras industrias, lo cual es esencial que los alumnos
entiendan. Tratad de obtener en todo departamento de trabajo los
mejores resultados. Que la ciencia de la Palabra de Dios sea traída al
trabajo a fin de que los alumnos entiendan los principios correctos,
y alcancen las normas más altas que sea posible. Ejerced vuestras
capacidades dadas por Dios, y contribuid con todas vuestras energías
al desarrollo de la granja del Señor. Estudiad y trabajad, a fin de que,
como resultado de la siembra de la semilla, se obtenga el máximo
beneficio, y así haya abundante provisión de alimento, tanto temporal
como espiritual, para el número creciente de estudiantes que deben
reunirse con el objeto de ser preparados como obreros cristianos”
[405]
Los campos están blancos para la siega
A medida que los obreros de las colonias australasianas y los que
trabajaban en las islas del Pacífico siguieron avanzando hacia nuevos
territorios, iba aumentando su convicción de que debía realizarse
todo esfuerzo posible para educar a muchos obreros para la cosecha.
“Por todo nuestro alrededor—declaró la Sra. White en una oca-
sión en 1898, mientras asistía a un congreso campestre maravillosa-
Testimonies for the Church 6:182, 189, 191-192
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