Capítulo 52—A través del sur rumbo al congreso de
la Asociación General de 1901
“Nuestros esfuerzos en los ramos misioneros deben ser mucho
más extensos—escribió la Sra. White poco tiempo antes de regresar
a los Estados Unidos en el año 1900—. Antes de la segunda venida
de nuestro Señor Jesucristo, debe hacerse una obra más decidida de
la que se ha hecho. El pueblo de Dios no ha de cesar en sus labores
hasta que circuya el mundo”.
“Resuene por nuestras iglesias el mensaje evangélico convocán-
dolas a una acción universal. Muestren los miembros de iglesia una
fe mayor, obtengan celo de sus aliados invisibles y celestiales, por
el conocimiento de sus interminables recursos, por la grandeza de la
tarea en que están empeñados, y por el poder de su Líder. Los que
se colocan bajo el dominio de Dios, para ser dirigidos y guiados por
él captarán una visión de la continua sucesión de acontecimientos
ordenados por él. Inspirados por el Espíritu de Aquel que dio su vida
por la vida del mundo, no permanecerán inactivos en la impotencia,
señalando lo que no pueden hacer. Poniéndose la armadura del cielo,
avanzarán a la lucha, deseosos de hacer y de atreverse a empren-
der trabajos para Dios, sabiendo que su Omnipotencia suplirá sus
necesidades”
[416]
Centros de influencia y de preparación
Con el rápido desarrollo de las operaciones misioneras en mu-
chos países durante la década del noventa, habían surgido proble-
mas administrativos, con respecto a la distribución de obreros y de
medios, que causaban perplejidad. Algunos defendían un procedi-
miento, otros otro. Había personas que insistían en la ocupación
inmediata de las fortalezas del paganismo por grandes fuerzas de
obreros, mientras que otros defendían el procedimiento de llevar
adelante campañas en regiones no ocupadas del país natal, como por
Testimonies for the Church 6:14
.
325