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Notas biográficas de Elena G. de White
que se nos ofrece aquí de establecer monumentos conmemorativos
de la verdad tales que ejerzan una amplia influencia en favor de este
mensaje. Por la instrucción dada por el espíritu de profecía, es claro
que todo ramo de la obra institucional—la obra de publicaciones,
la educacional, y la médica—debe establecerse aquí de una manera
representativa, y que ha de llevarse a cabo una obra de evangelismo
continuo, de manera que pueda haber una representación adecuada
de este mensaje como movimiento misionero en la capital de la
nación y en la sede de nuestra obra denominacional”.
Palabras de ánimo
En la primera parte de 1904 la Sra. White decidió ir a Washing-
ton, en persona, para pasar algunos meses allí mientras se echaran
los cimientos. En el curso de su primer sermón, el sábado 30 de abril
de 1904, ella dijo:
“En la ciudad de Washington hay mucho que hacer. Estoy agra-
decida a Dios por el privilegio de ver la tierra que se ha comprado
para nuestra obra institucional en este lugar. La adquisición de estos
terrenos estaba en la providencia del Señor, y alabo a Dios porque
nuestros hermanos han tenido la fe de dar este paso de avance. Al
observar esta ciudad me doy cuenta de la magnitud de la obra que
ha de hacerse...
“Dios pide ahora que todo creyente que está en este centro realice
su parte individual en ayudar a construir la obra que debe hacerse”
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Pocos días más tarde, la Sra. White escribió:
“El lugar que se ha obtenido para nuestra escuela y sanatorio es
todo lo que podría desearse. La tierra se parece a las presentaciones
que me ha mostrado el Señor. Está adecuada para su propósito. Hay
amplio lugar para una escuela y un sanatorio, sin que ninguna de
estas instituciones se vea limitada...
“Se ha elegido para la oficina de publicaciones un buen sitio a
una distancia prudencial del correo; y ha de encontrarse también un
lugar de reuniones. Pareciera que Takoma Park ha sido especialmen-
te preparada para nosotros, y que ha estado esperando ser ocupada
por nuestras instituciones y sus obreros.
The Review and Herald, 26 de mayo de 1904
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