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Notas biográficas de Elena G. de White
no podíamos consentir en la realización de un plan semejante. En
visiones de la noche el Señor me había mostrado propiedades no
ocupadas en el campo, adecuadas para el propósito de un sanatorio,
que estaban a la venta a un precio muy inferior a su costo original.
“Esto ocurrió un tiempo antes que encontráramos estos lugares.
Primero compramos el sanatorio de Paradise Valley, cerca de San
Diego. Unos pocos meses más tarde, en la buena providencia de
Dios, descubrimos la propiedad de Glendale, y ésta fue comprada y
preparada para el servicio. Pero se nos instruyó en el sentido de que
nuestra obra de establecer sanatorios en el sur de California no estaba
completa; y en varias ocasiones diferentes recibimos testimonios de
que debía realizarse obra médico-misionera en alguna parte de las
vecindades de Redlands.
“En un artículo publicado en la
Review, el 6 de abril
. de 1905,
[443]
yo escribí lo siguiente:
“‘En nuestro camino de vuelta a Redlands, cuando nuestro tren
recorrió muchos kilómetros de plantaciones de naranjos, yo pensé
en los esfuerzos que debían hacerse en este hermoso valle para
proclamar la verdad en este tiempo. Reconocí esta sección del sur de
California como uno de los lugares que me habían sido presentados
con la instrucción de que allí debía haber un sanatorio plenamente
equipado.
“‘¿Por qué se han dejado sin trabajar campos como Redlands y
Riverside?... El Señor quiere tener a hombres y mujeres valientes y
fervorosos que asuman la obra en estos lugares. La causa de Dios ha
de hacer progresos más rápidos en el sur de California que lo que
ha hecho en lo pasado. Cada año miles de personas visitan el sur de
California para encontrar salud, y por diferentes métodos debemos
tratar de alcanzarlos con la verdad. Deben escuchar la amonestación
a prepararse para el gran día del Señor, que es inminente... Obreros
que puedan hablar a las multitudes han de establecerse donde puedan
encontrar al público, para darle el mensaje de amonestación... Sean
ellos rápidos en aprovechar las oportunidades para hablar de la
verdad presente a quienes no la conocen. Den ellos el mensaje con
claridad y poder, para que los que tengan oídos para oír oigan’.
“Estas palabras fueron escritas antes que yo tuviera ninguna
noticia acerca de la propiedad de Loma Linda. Todavía la carga de
establecer otro sanatorio descansaba sobre mí. En el otoño de 1903