Labores finales
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Un encargo solemne
El espíritu que caracterizó la vida y las labores de la Sra. White
durante los años finales de su ministerio se refleja en una comunica-
ción titulada “Valor en el Señor”, dirigida a sus hermanos reunidos
en el congreso general de 1913. Sus palabras de exhortación eran en
realidad una oración y una bendición:
“Oro fervientemente porque la obra que hacemos en este tiem-
po impresione profundamente el corazón, la mente y el alma. Las
perplejidades aumentarán; pero como creyentes en Dios, animémo-
nos unos a otros. No rebajemos la norma. Mantengámosla elevada,
poniendo nuestros ojos en Aquel que es el autor y consumador de
nuestra fe. Cuando durante la noche no puedo dormir, elevo mi co-
razón en oración a Dios, y él me fortalece, y me da la seguridad de
que está con sus siervos que ministran en este país y en los países
distantes. Me siento animada y bendecida cuando me doy cuenta
de que el Dios de Israel está todavía guiando a su pueblo, y que
continuará estando con él, aún hasta el fin.
“Se me ha instruido a decir a nuestros hermanos que ministran:
Que los mensajes que broten de vuestros labios estén cargados
con el poder del Espíritu Santo. Si hubo alguna vez un tiempo
cuando necesitamos la dirección especial del Espíritu Santo es ahora.
Necesitamos una consagración completa. Es harto tiempo de que
demos al mundo una demostración del poder de Dios en nuestras
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propias vidas y en nuestro ministerio.
“El Señor anhela ver llevada adelante con eficiencia creciente la
obra de proclamar el mensaje del tercer ángel. Como él ha obrado
en todos los siglos para dar victorias a su pueblo, así en este tiempo
anhela llevar a un triunfante cumplimiento las promesas que ha
hecho a su iglesia. El pide a sus santos creyentes que avancen en
forma unida, yendo de una fuerza a una fuerza mayor, de la fe a una
seguridad y a una confianza acrecentada en la verdad y la justicia de
su causa.
“Hemos de mantenernos firmes como una roca a los principios
de la Palabra de Dios, recordando que Dios está con nosotros para
darnos fortaleza a fin de hacer frente a cada nueva experiencia.
Mantengamos siempre en nuestras vidas los principios de la justicia,
para que avancemos de fortaleza en fortaleza en el nombre del Señor.