Página 397 - Notas biogr

Basic HTML Version

Un servicio a la memoria de la Sra. White en Richmond
393
a los demás esperanza y ánimo mientras ella misma estaba en las
más desanimadoras circunstancias, ella cubrió con creces el lapso
de su vida con abnegación y olvido de sí misma por causa de los
demás. Donó muchas veces por encima de lo que podría haberla
mantenido con comodidad. Sus llamamientos a los demás han sido
a obrar, obrar, obrar por Dios y por la humanidad; pero en esto fue
grandemente bendecida por Dios. Llegó muchas veces a las puertas
de la muerte, y cuando sus amigos habían perdido la esperanza de
que continuara viviendo, y los médicos la habían desahuciado, fue
repetida y milagrosamente restaurada a la salud.
“La Sra. White terminó aquí su obra como empezó: pobre en
bienes de este mundo. Los ingresos que recibió de los libros, lo
cual no era una suma considerable, han sido usados liberalmente
para dar ayuda a empresas necesitadas y a gente en necesidad. Su
corazón siempre manifestó simpatía, y sus propias manos a menudo
ministraron al enfermo y al sufriente...
“La vida de la Sra. White vive después de ella. Se hizo de
enemigos por la enseñanza y la reprobación directa que necesitó
hacer. Se la juzgó mal y se la calumnió. Los que la conocen mejor,
pueden apreciar mejor su vida. Ella era humana, sujeta a todas las
debilidades de la raza humana; pero encontró en Cristo un precioso
Salvador y Ayudador. El la llamó a hacer una obra muy impopular, y
ella respondió. El la usó en forma poderosa. Ella ha sido en realidad
una madre de Israel.
“Nuestro bendito Señor expresó el juicio más ecuánime del co-
[505]
razón humano cuando dijo que un árbol se conoce por sus frutos.
A la luz de este principio, la vida de nuestra hermana y su bendita
influencia sobre todos aquellos cuyas vidas fueron tocadas por las
mismas, son un testimonio de su carácter y de su obra. Estando
muerta, todavía habla”.
Para el discurso que siguió a la lectura de este bosquejo bio-
gráfico, el pastor E. E. Andross eligió como su texto las palabras:
“Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el
Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus
obras con ellos siguen”.
“Con respecto a ninguna persona—declaró el orador—puede
decirse con mayor verdad que de nuestra querida hermana, que
este pasaje se ha cumplido; y en las actuales circunstancias, nuestros