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Los servicios fúnebres de Battle Creek
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todo el mundo, trabajad por todo el mundo, es la exhortación que
corre a través de todos los escritos de la Sra. White, como lo ilustra
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el siguiente párrafo:
“‘Tengan los miembros de la iglesia una fe acrecentada, y ob-
tengan celo de sus aliados angelicales invisibles, por medio de un
conocimiento de sus inextinguibles recursos, de la grandeza de la
empresa en la cual están empeñados, y del poder de su Dirigente.
Los que se colocan bajo el gobierno de Dios, para ser guiados y con-
ducidos por él, captarán una visión estable de los acontecimientos
que él ordenó que ocurrieran. Inspirados por el Espíritu de Aquel
que dio su vida por la vida del mundo, no seguirán estáticos en
su impotencia, señalando lo que no pueden hacer. Colocándome
la armadura del cielo, avanzarán a la batalla, deseosos de actuar y
de ser valientes por Dios, sabiendo que su Omnipotencia suplirá su
necesidad’.
“Así, durante setenta años ella consagró su vida a un servicio
activo por la causa de Dios en favor de la humanidad pecaminosa,
sufriente y dolorida. Después de viajar extensamente por los Estados
Unidos desde 1846 hasta 1885, visitó Europa, donde dedicó dos
años a la obra allí, la cual estaba en un período formativo. En 1891
fue a Australia, donde permaneció por nueve años, viajando por las
colonias, y dedicando todas sus energías a la edificación de la obra.
“Al regresar a los Estados Unidos en 1900, a la edad de 73 años,
pareció sentir que el deber de viajar casi había terminado, y que
debía dedicar el resto de su vida a escribir. Así trabajó con ahínco
hasta corto tiempo antes de su muerte, a la avanzada edad de casi
ochenta y ocho años.
“Tal vez no somos lo suficientemente sabios como para poder
decir en forma definida qué parte de la obra de la vida de la Sra.
White ha sido del mayor valor para el mundo, pero parece que el
gran volumen de literatura bíblica que ella dejó resultará ser el
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mayor servicio para el género humano. Sus libros son más de veinte.
Algunos de ellos han sido traducidos a muchos idiomas en diferentes
partes del mundo. Ahora han alcanzado una circulación de más de
dos millones de ejemplares, y todavía continúan yendo al público
por millares.
“Al echar una mirada a todo el campo de la verdad evangélica—o
sea la relación del hombre con su Señor y con sus semejantes—debe