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Notas biográficas de Elena G. de White
Una reunión en casa del Hno. Collier
Por la tarde fuimos a la casa del Hno. Collier, donde nos propo-
níamos celebrar una reunión esa noche. Le hicimos al Hno. Collier
algunas preguntas sobre estos hombres, pero no nos dio ninguna
información. “Si el Señor os envió aquí—dijo él—, vosotros descu-
briréis qué espíritus los gobierna, y nos resolveréis el misterio”.
Estos dos hombres asistieron a la reunión en la casa del Hno.
Collier. Mientras yo oraba fervorosamente por luz y por la presencia
de Dios, ellos comenzaron a gemir y exclamar: “¡Amén!”, aparen-
temente apoyando mi oración con su simpatía. Pero mi corazón se
sintió inmediatamente oprimido con un gran peso. Las palabras mo-
rían en mis labios, y una oscuridad se difundió por todo el ambiente.
El pastor White dijo: “Estoy afligido. El Espíritu de Dios es
agraviado. Yo resisto esta influencia en el nombre del Señor. Oh
Dios, reprende este mal espíritu”.
Inmediatamente yo me sentí aliviada, y me elevé por encima de
las tinieblas. Pero de nuevo, mientras hablaba palabras de ánimo
y de fe a los que estaban presentes, sus gemidos y sus amenes
me congelaban. Una vez más el pastor White reprendió el espíritu
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de las tinieblas, y de nuevo el poder de Dios descansó sobre mí
mientras hablaba a la gente. Estos agentes del enemigo se vieron
tan atados que les fue imposible ejercer nuevamente su funesta
influencia aquella noche.
Después de la reunión el pastor White dijo al Hno. Collier:
“Ahora puedo hablarle acerca de estos dos hombres. Ellos están
actuando bajo una influencia satánica, y sin embargo atribuyen todo
al Espíritu del Señor”.
“Yo creo que Dios os ha enviado para animarnos—contestó él—.
Nosotros llamamos a esta influencia mesmerismo. Ellos dominan
las mentes de otras personas de una manera notable, y han dominado
a algunas personas para gran perjuicio de ellas. Raramente tenemos
reuniones aquí; porque ellos aparecen entre nosotros, y nosotros no
podemos tener unión alguna con ellos. Manifiestan un profundo sen-
timiento, como habéis observado esta noche, pero extraen y anulan
la verdadera vida de nuestras oraciones, y dejan una influencia más
negra que la oscuridad de Egipto. Nunca los he visto dominados
hasta esta noche”.