Capítulo 15—Actividades en el oeste de Nueva York
en 1848
De su trabajo en la siega del heno obtuvo mi esposo cuarenta
dólares, con los que, después de comprar alguna ropa, tuvimos lo
suficiente para ir a la parte occidental del Estado de Nueva York y
regresar.
Estaba yo quebrantada de salud y me era imposible viajar y
cuidar a mi pequeñuelo Enrique, que entonces tenía diez meses. Así
que lo dejamos en Middletown confiado a la Hna. Clarisa Bonfoey.
Dura prueba era para mí separarme de mi hijo; pero no nos atrevimos
a permitir que nuestro cariño hacia él nos apartara de la senda del
deber. Jesús dio su vida para salvarnos, ¡Cuán pequeño es cualquier
sacrificio que podamos hacer, comparado con el suyo!
En la mañana del 13 de agosto llegamos a la ciudad de Nueva
York, y fuimos a la casa del Hno. D. Moody. Al día siguiente se nos
unieron los Hnos. Bates y Gurney.
Conferencia en Volney
Nuestra primera reunión general en el occidente del Estado de
Nueva York comenzó el 18 de agosto en Volney, en la granja del Hno.
David Arnold. Concurrieron unas treinta y cinco personas—todos
los amigos que pudieron reunirse en aquella parte del Estado. Pero
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de los treinta y cinco apenas había dos de la misma opinión, porque
algunos sustentaban graves errores, y cada cual defendía tenazmente
su criterio peculiar diciendo que estaba de acuerdo con la Biblia.
Un hermano sostenía que los mil años del capítulo veinte del
Apocalipsis estaban en el pasado, y que los ciento cuarenta y cuatro
mil mencionados en los capítulos siete y catorce del Apocalipsis
eran los que fueron resucitados en ocasión de la resurrección de
Cristo.
Mientras estábamos frente a los emblemas de nuestro Señor
moribundo, y estábamos por conmemorar sus sufrimientos, este
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