Página 128 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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Una fe que obra y purifica, 25 de abril
Que se dió a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad, y
limpiar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.
Tito 2:14
.
Cuando miráis al Calvario no lo hacéis para aquietar vuestra alma por la
no realización del deber, pero tampoco lo hacéis para prepararos a dormir,
sino para crear fe en Jesús, fe que obrará, purificando el alma de la escoria
del egoísmo. Cuando nos aferramos a Cristo por fe, nuestra obra solamente
ha comenzado. Todo hombre tiene hábitos corrompidos y pecaminosos que
debe vencer mediante una lucha vigorosa. A toda alma se le requiere pelear
la batalla de la fe. Si se es seguidor de Cristo no se puede ser punzante en el
trato, no se puede ser duro de corazón y falto de simpatía. No se puede ser de
palabra áspera. No se puede estar lleno de pomposidad y autoestima. No se
puede ser dominador, tampoco se pueden usar palabras duras ni ser censurador
y condenador.
La obra de amor emana de la obra de fe. La religión de la Biblia significa
un trabajo constante. ... Debemos ser celosos de buenas obras; ser cuidadosos
para mantener las buenas obras. Y el Testigo verdadero dice: “Conozco tus
obras”.
Al paso que es verdad que nuestras múltiples actividades en sí mismas
no asegurarán la salvación, también es seguro que la fe que nos une a Cristo
impulsará el alma hacia la actividad.—
Manuscrito 16, 1890
.
El verdadero cristiano abunda en buenas obras; da mucho fruto. Alimenta
al hambriento, viste al desnudo, visita al enfermo, y ministra las necesidades
del afligido. Los cristianos manifiestan un profundo interés en las almas que
los rodean, quienes, a causa de las sutiles tentaciones del enemigo, están listos
para perecer. Padres y madres, si habéis guardado a vuestros propios hijos
de las trampas del enemigo, contemplad a vuestro alrededor para salvar a las
almas de los hijos que no han tenido este cuidado. ... Hay jóvenes a nuestro
alrededor hacia quienes los miembros de la iglesia deben cumplir un deber;
porque Cristo murió por ellos. ... Son preciosos a la vista de Dios, y él anhela
su felicidad eterna. ... Cristo pide una colaboración voluntaria de parte de sus
agentes, en la ejecución de un trabajo ferviente y consecuente por la salvación
de las almas.—
The Review and Herald, 29 de enero de 1895, pp. 66
.
Una religión que brilla por sus buenas obras, emite una luz clara y segura.—
Carta 38, 1890, pp. 5
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