Página 130 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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No seamos simuladores, 27 de abril
De cierto, de cierto os digo: el que en mí cree, las obras que yo hago
también él las hará; y mayores que éstas hará; porque yo voy al Padre.
Juan 14:12
.
Los cristianos deben ser los representantes de Jesucristo; no han de ser
simuladores. ¿Tendrá el mundo que formar su concepto de Dios guiado por la
conducta de aquellos que únicamente toman el nombre de Cristo y no hacen
sus obras? ¿Señalarán a aquellos que pretenden ser creyentes, pero que no lo
son de corazón, quienes traicionan las verdades sagradas, y hacen las obras
del enemigo, y dirán: “Oh, esos son cristianos y engañan y mienten, y no se
puede confiar en ellos”? Esos no son los que en verdad representan a Dios.
Pero Dios no dejará que el mundo sea engañado. El Señor tiene un pueblo
peculiar sobre la tierra y no se avergüenza de llamarlos hermanos, porque
hacen las obras de Cristo. Manifiestan que aman a Dios, porque guardan sus
mandamientos. Llevan la imagen divina, son un espectáculo para el mundo,
los ángeles y los hombres.—
The Review and Herald, 29 de enero de 1895
.
La recompensa, las glorias del cielo derramadas sobre los vencedores, se-
rán proporcionales al grado en el cual hayan representado el carácter de Cristo
ante el mundo. “El que siembra escasamente, también segará escasamente”.
2
Corintios 9:6
. Gracias a Dios porque es nuestro privilegio sembrar sobre la
tierra la semilla que producirá frutos para la eternidad. La corona de vida será
brillante o tenue, relumbrará con muchas estrellas, o será alumbrada por unas
pocas gemas, de acuerdo con lo que haya sido nuestra conducta. Día a día
debemos colocar un buen fundamento para que resista en el tiempo por venir.
Tendremos acceso a la recompensa del premio mediante la abnegación, por el
ejercicio del espíritu misionero, haciendo todas las buenas obras posibles en
nuestra vida, procurando representar a Cristo de tal manera en nuestro carácter
que logremos ganar muchas almas para la verdad.
De nosotros depende andar en la luz, obtener el máximo de cada opor-
tunidad y privilegio, crecer en gracia y en el conocimiento de nuestro Señor
Jesucristo, y así haremos las obras de Cristo, y nos aseguraremos tesoros en el
cielo.—
Ibid
.
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