Página 136 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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La oración es el canal de todas las bendiciones, 1 de mayo
Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.
Mateo 21:22
.
La oración es el aliento del alma, el canal de todas las bendiciones. Cuan-
do el pecador arrepentido, comprendiendo las necesidades de la humanidad,
y sintiendo su propia indignidad, ofrece sus oraciones, Dios ve sus luchas,
observa sus conflictos y advierte su sinceridad. Tiene su dedo sobre su pulso,
y toma nota de cada sollozo. Ningún sentimiento lo conmueve, ninguna emo-
ción lo agita, ninguna tristeza lo oscurece, ningún pecado lo mancha, ningún
pensamiento o propósito lo mueve, de los cuales él no tenga conocimiento.
Esa alma fué comprada a un precio infinito, y es amada con una devoción que
es inalterable. ...
Cristo nuestro Salvador ... tenía necesidades corporales que debían ser
atendidas, sentía cansancio en el cuerpo que debía ser aliviado. Obtuvo fuerza
para cumplir su deber y para soportar las aflicciones mediante las oraciones
elevadas a su Padre. Día a día salía a cumplir su deber buscando la salvación
de las almas. Su corazón se conmovía de tierna simpatía por los cansados y los
agobiados. Y pasó noches enteras en oración por aquellos que eran tentados.
...
Al cristiano se le da la invitación de llevar sus cargas a Dios mediante la
oración, y de unirse estrechamente a Cristo mediante los vínculos de una fe
viva. El Señor nos autoriza a orar, declarando que él escuchará las oraciones
de aquellos que confían en su poder infinito. El será honrado por aquellos que
se acerquen a él, quienes cumplan fielmente su servicio. “Tú le guardarás en
completa paz, cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti se ha confiado”.
Isaías 26:3
. El brazo de la Omnipotencia está extendido para guiarnos y con-
ducirnos hacia adelante y siempre adelante. El Señor nos dice que avancemos,
y añade: Yo comprendo el caso, y yo enviaré ayuda. Continuad orando. Tened
fe en mí. Pedid para la gloria de mi nombre y recibiréis. Yo seré honrado
delante de aquellos que observan para criticaros por vuestro fracaso. Ellos
verán a la verdad triunfar gloriosamente. “Y todo lo que pidiereis en oración,
creyendo, lo recibiréis”. ...
¡Cuán fuertes son la verdadera fe y la verdadera oración!—
The Review
and Herald, 30 de octubre de 1900
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