Página 145 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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En el monte delante de Dios, 10 de mayo
Y él le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová.
1 Reyes
19:11
.
Esta orden la recibe cada uno de nosotros que esté considerando sus
desánimos y se lamente de sus debilidades, y dé al mundo un ejemplo de
desconfianza en Dios, rehusando mirar y vivir. ... Agradáis al enemigo de Dios
y del hombre manteniéndoos en la caverna de las tinieblas, donde no existe un
solo rayo de la luz de vida. ...
Quiero elevar mi voz y hablar por Jesús: Quienquiera que crea en él no
perecerá, sino que tendrá vida eterna. Salid de la caverna por la fe. Contemplad
a Jesús, vuestro ayudador. Contemplad al Cordero de Dios que quita los
pecados del mundo. Mirad a vuestro Sacrificio expiatorio levantado en la cruz,
al Inocente muriendo por el culpable. ...
Esta ofrenda de sí mismo fué plena y amplia. No faltaba nada. Verdadera-
mente fué una expiación completa y amplia la que se hizo. Entonces, ¿por qué
... manifestar mediante palabras y ejemplos que Jesús ha muerto en vano para
nosotros? Después de esta manifestación de amor que no tiene paralelo, estáis
diciendo con vuestras palabras de duda y lamentaciones de desánimo: “El no
me ama. El no me perdonará. Mis pecados son demasiado grandes para ser
perdonados por la sangre de Jesús. La ofrenda no es de valor suficiente para
pagar la deuda que yo debo por el rescate de mi alma”.
¡Si los hombres y las mujeres únicamente pudieran contemplar cuánto
exalta a Satanás y le da honor, su incredulidad y murmuraciones y lamentos,
mientras privan a Jesucristo de la gloria que le corresponde en la obra de
salvarlos, plena y completamente de todo pecado! ... Salgamos de la caverna
de las tinieblas. Eduquemos nuestro intelecto para discernir lo que Jesús es
para nosotros. Eduquemos nuestras mentes para estar en el monte delante de
Dios, mediante la fe, fuertes en Dios bajo cualquiera y cada tentación. ...
En el monte tendremos una visión correcta de Jesús. Satanás no tendrá po-
der para arrojar su sombra infernal entre nuestras almas y Jesús, para eclipsar
nuestra contemplación de Jesús, para falsificarla y estimular nuestros corazo-
nes a una cruel incredulidad de su bondad, su misericordia y su amor con el
cual nos ha amado.—
Manuscrito 42, 1890, pp. 21-23
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