Página 165 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

Basic HTML Version

La promesa de nuestra aceptación, 30 de mayo
Y Jesús, después que fué bautizado, subió luego del agua; y he aquí los
cielos le fueron abiertos, y vió al Espíritu de Dios que descendía como
paloma, y venía sobre él. Y he aquí una voz de los cielos que decía: Este
es mi Hijo amado, en el cual tengo contentamiento.
Mateo 3:16, 17
.
¿Qué significa esta escena para nosotros? Cuán descuidadamente hemos
leído el relato del bautismo de nuestro Señor, sin comprender que su significa-
do era de la mayor importancia para nosotros, y que Cristo fué aceptado por
el Padre en beneficio del hombre. Cuando Jesús se arrodilló en las riberas del
Jordán y ofreció su petición, la humanidad fué presentada delante del Padre
por Aquel que había vestido su divinidad con humanidad. Jesús se ofreció
a sí mismo al Padre en beneficio del hombre, para que aquellos que habían
estado separados de Dios por el pecado, pudieran ser llevados de vuelta a Dios
a través de los méritos del suplicante divino. ...
La oración de Cristo en favor de la humanidad perdida, se abrió camino a
través de las sombras que Satanás había arrojado entre el hombre y Dios, y
dejó un limpio canal de comunicación hasta el mismo trono de gloria. ...
La voz de Dios se oyó en respuesta a la petición de Cristo, y esto le dice al
pecador que su oración encontrará lugar junto al trono del Padre. El Espíritu
Santo les será dado a aquellos que buscan su poder y su gracia, y ayudará a
nuestras incapacidades cuando estemos en audiencia con Dios. El cielo se
abre a nuestras peticiones y se nos invita a ir “confiadamente al trono de la
gracia, para alcanzar misericordia, y hallar gracia para el oportuno socorro”.
Hebreos 4:16
.—
The Signs of the Times, 18 de abril de 1892
;
The S.D.A.
Bible Commentary 5:1078
.
A pesar de nuestros pecados y debilidades, no somos arrojados a un lado
como indignos. “Nos hizo aceptos en el Amado”.
Efesios 1:6
. La gloria que
reposó sobre Cristo es una promesa del amor de Dios por nosotros. Nos habla
del poder de la oración—cómo la voz humana puede alcanzar el oído de
Dios, y nuestras peticiones encontrar aceptación en las cortes del cielo. La luz
que descendió de los portales abiertos sobre la cabeza de nuestro Salvador,
descenderá sobre nosotros cuando oramos pidiendo ayuda para resistir a la
tentación. La voz que le habló a Jesús, le dice a cada alma creyente: “Este es
mi Hijo amado, en el cual tengo contentamiento”.—
Manuscrito 125, 1902
;
The S.D.A. Bible Commentary 5:1079
.
[159]
161