Página 164 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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El tiempo de la manifestación del espíritu, 29 de mayo
Mas recibiréis la virtud del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros; y
me seréis testigos en Jerusalén, y en toda Judea, y Samaria, y hasta lo
último de la tierra.
Hechos 1:8
.
Debemos orar con tanto fervor por el advenimiento del Espíritu Santo, co-
mo oraron los discípulos por él en el día de Pentecostés. Si ellos lo necesitaban
en aquel tiempo, más lo necesitamos nosotros hoy. Toda clase de doctrinas
falsas, herejías y engaños, está descarriando las mentes de los hombres; y sin
la ayuda del Espíritu, nuestros esfuerzos por presentar la verdad divina, serán
en vano.
Estamos viviendo en el tiempo del derramamiento del poder del Espíritu
Santo. El Espíritu procura manifestarse mediante los instrumentos humanos,
aumentando de esta manera su influencia en el mundo. Porque cualquier
hombre que bebe del agua de la vida, será “una fuente de agua que salte para
vida eterna” (
Juan 4:14
); y la bendición no quedará confinada a él mismo, sino
que será compartida por otros. ...
Rechazar el Espíritu Santo, a través de cuyo poder vencemos la fuerza del
mal, es el pecado que sobrepasa a todos los demás, porque nos separa de la
fuente de nuestro poder—de Cristo y de la comunión con él. ...
La batalla entre el bien y el mal no ha disminuido en violencia desde los
días del Salvador. El camino que conduce al cielo no es más suave ahora que
entonces. Todos nuestros pecados deben ser abandonados. Toda complaciente
indulgencia que obstruye nuestra vida religiosa debe desaparecer. El ojo
derecho y la mano derecha deben ser sacrificados, si es que son motivo de
ofensa. ¿Estamos dispuestos a renunciar a nuestra propia sabiduría y a recibir
el reino del cielo, como niñitos? ¿Estamos dispuestos a abandonar nuestra
justicia propia? ¿Estamos dispuestos a sacrificar la aprobación de los hombres?
El precio de la vida eterna es de valor infinito. ¿Estamos dispuestos a recibir la
ayuda del Espíritu Santo, a colaborar con él, realizando esfuerzos y sacrificios
proporcionales al valor del objeto que debemos alcanzar?—
The Review and
Herald, 28 de agosto de 1896
.
El corazón del hombre debe ser la morada del Espíritu Santo. La paz de
Cristo, que sobrepasa a toda comprensión, debe descansar en vuestra alma, y
el poder transformador de su gracia debe obrar en vuestra vida y capacitaros
para las cortes de gloria.—
Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 217
.
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