Página 172 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

Basic HTML Version

¿Quién domina mi vida? 5 de junio
Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón: pruébame y reconoce mis
pensamientos: y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el
camino eterno.
Salmos 139:23, 24
.
Dios guía a su pueblo hacia adelante, paso a paso. Lo pone en posiciones
calculadas para manifestar los motivos del corazón. Algunos permanecen
firmes en un punto, pero fallan en el punto siguiente. En cada paso dado hacia
adelante el corazón es probado y vuelto a probar una vez más. Si la gente
encuentra que su corazón se opone a la recta obra de Dios debiera conven-
cerse de que tiene una obra que hacer para vencer, o bien serán rechazados
finalmente por el Señor.
Este mundo es el lugar de preparación para comparecer ante la presencia de
Dios. Aquí las personas mostrarán qué poder influye en su corazón, y rige sus
acciones. Si valoran cualquier cosa más que la verdad, sus corazones no están
preparados para recibir a Jesús, y en consecuencia, quedarán afuera. Si las
personas, cuando son probadas, rehusan sacrificar sus ídolos ... el Espíritu de
Dios las abandonará con sus rasgos pecaminosos que no han sido subyugados,
al dominio de los ángeles malos.
Muchos que profesan ser seguidores cristianos no están deseosos de exa-
minar sus corazones para ver si han pasado de la muerte a la vida. Algunos se
apoyan en una antigua experiencia, y parecen pensar que una mera profesión
de la verdad los salvará, pero la Palabra de Dios revela el terrible hecho de
que los tales están gozando de una falsa esperanza. ...
Jóvenes y ancianos, Dios ahora os está probando. Ahora estáis decidiendo
vuestro propio destino eterno. El orgullo, las modas, la conversación insulsa
y el egoísmo son males que, si se los fomenta, ahogarán la buena semilla
sembrada en vuestros corazones.—
The Review and Herald, 8 de abril de
1880
.
Como seguidores cristianos, investiguemos en nuestros corazones como
si tuviéramos una vela encendida para ver qué clase de espíritu tenemos en
ellos. Para nuestro bien presente y eterno, critiquemos nuestras acciones para
ver si pueden permanecer a la luz de la ley de Dios.—
Carta 22, 1901
.
Necesitamos a aquellos que quieran seguir plenamente a Cristo, cuya
cabeza, manos, oídos y toda facultad y poder estén consagrados a Jesús. No
es el poder de los recursos ni el poder del cerebro lo que necesitamos, sino el
poder del corazón.—
Carta 26, 1880, pp. 4
.
[165]
168