Página 180 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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Unidad en Cristo, 13 de junio
Para que todos sean una cosa; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que
también ellos sean en nosotros una cosa: para que el mundo crea que tú
me enviaste.
Juan 17:21
.
La oración solemne y ferviente de Cristo ... se extiende por los siglos
y llega hasta nuestro tiempo. ¡Qué posición es ésta para el hombre caído,
alcanzar mediante la obediencia, la unidad con Dios a través de Jesucristo! ¡A
qué alturas se nos permite elevarnos si queremos considerar la recompensa
del premio! Recibiremos poder de Dios para que la naturaleza humana, bajo
la obra divina, no siempre esté pervertida y no siempre esté bajo la influencia
depravadora y corruptora del pecado. La naturaleza humana, a través de
Jesucristo, se alía con los ángeles—sí, y aun con el gran Dios.—
Manuscrito
43, 1891, pp. 9
.
Aquellos que están verdaderamente relacionados con Dios no estarán en
discrepancia unos con otros. ... Su Espíritu gobernando en sus corazones,
creará armonía, amor y unidad. Lo opuesto a esto obra en los hijos de Satanás;
en ellos hay una continua contradicción. Luchas, envidia y celos son los ele-
mentos imperantes. La característica del cristiano es la humildad de Cristo. La
benevolencia, la bondad, la misericordia y el amor se originan en la Sabiduría
Infinita, mientras lo opuesto es el fruto no santificado del corazón que no está
en armonía con Jesucristo. ... En la unión está la fuerza. En la división hay
debilidad y derrota.—
Manuscrito 2, 1881, pp. 4, 6
.
El argumento más convincente de la misión de Cristo que podemos dar al
mundo, debe encontrarse en la perfecta unidad. ... Nuestro poder para salvar
las almas estará en proporción con nuestra unidad con Cristo.—
Manuscrito
88, 1905
.
Si alcanzamos la norma de la perfección, nuestros rasgos peculiares de
disposición deben ser moldeados en armonía con la voluntad de Cristo. Enton-
ces nos sentaremos juntos en los lugares celestiales en Cristo. Los hermanos
trabajarán juntos sin un pensamiento de desacuerdo. Cuando se insiste en las
pequeñas diferencias, esto conduce a acciones que destruyen el compañerismo
cristiano. ... Mantengámonos acercándonos a Dios, y él se acercará a nosotros.
Entonces, como uno, nos elevaremos hacia él. Las iglesias serán como jardines
del Señor, bajo su cultivo. El pueblo de Dios será como árboles de justicia,
plantados por el Señor y regados por el río de la vida.—
Carta 141, 1902
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