Página 181 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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Una gran hermandad, 14 de junio
Os ruego pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo,
que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros
disensiones, antes seáis perfectamente unidos en una misma mente y en
un mismo parecer.
1 Corintios 1:10
.
Tenemos un Señor, una fe, un bautismo. El Evangelio de Cristo debe al-
canzar a todas las clases, todas las naciones, todas las lenguas y pueblos. La
influencia del Evangelio debe unir en una gran hermandad. Tenemos un solo
Modelo que debemos imitar en la edificación del carácter, y entonces todos
tendremos el molde de Cristo; estaremos en armonía perfecta; las nacionali-
dades se unirán en Jesucristo, poseyendo la misma mente, y el mismo juicio,
hablando de las mismas cosas, y glorificando a Dios con una sola boca. Esta
es la obra que el Redentor del mundo debe realizar por nosotros. Si aceptamos
la verdad como está en Jesús desaparecerán los prejuicios nacionalistas y los
celos, y el Espíritu de verdad unirá los corazones en uno solo. Nos amaremos
como hermanos; estimaremos al prójimo más que a nosotros mismos; seremos
bondadosos y corteses, humildes y afables, y accederemos fácilmente a las
súplicas; estaremos llenos de misericordia y de buenos frutos. ...
Dios sabe cómo entenderse con las peculiaridades de las diferentes nacio-
nalidades. ... El mensaje del tercer ángel ... ha de unir al pueblo para realizar
una obra especial, y prepararlo con la perfección del carácter para unirse como
una gran familia en las mansiones que Cristo ha ido a preparar para aquellos
que le aman. ...
La verdad es todopoderosa y de vastos alcances. Unirá las nacionalidades
en una gran hermandad. ... Cristo, morando en los hombres, los une en una
gran plataforma, preparándolos para que vivan unidos como una familia en
el cielo. Es la verdad la que une a los hombres y remueve los prejuicios
nacionales. ...
La verdad tendrá la misma influencia modeladora sobre los corazones,
cualesquiera sean las nacionalidades. Cada corazón humano que ha aceptado
la verdad se inclinará ante la majestad de su poder, y cuando Cristo more en
el corazón por fe, tendrá un solo pensamiento, porque Cristo no está dividido.
Serán fuertes en su fortaleza, felices y unidos en su paz. La verdad es la
misma en su poder subyugador que ejerce sobre todos los corazones. Refinará
y ennoblecerá el corazón del que la recibe.—
Manuscrito 12, 1886
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