Página 189 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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Honrados sean los pacificadores, 22 de junio
Bienaventurados los pacificadores: porque ellos serán llamados hijos de
Dios.
Mateo 5:9
.
¡Pacificadores! Qué tesoro es el pacificador en la familia; qué bendición
en la iglesia. Los pacificadores pueden ser tentados, pero su vida está oculta
con Cristo en Dios. Ellos contemplan a Jesús, copian su modelo. ... Reciben
la paz que Cristo da. ...
La verdadera naturaleza de nuestra religión, no se encuentra en la posición
que ocupamos, sino en el espíritu suave, en la mansedumbre y en la paz que
manifestamos. Nuestra religión se manifiesta en el círculo del hogar, mediante
la atmósfera que rodea el alma y que proporciona felicidad a la familia. ...
Los verdaderos cristianos no ... hablarán de una manera trivial. En el
círculo familiar del hogar harán servicios de amor y manifestarán una cortesía
cristiana. Estos servicios pueden parecer cosas comunes, pero el universo
del cielo se interesará en la conducta consecuente de aquellos que procuran
beneficiar a otros. ...
Es no sólo nuestro privilegio, sino nuestro deber, cultivar la mansedumbre,
para que la paz de Cristo esté en el corazón, y como pacificadores y seguidores
de Cristo sembrar una preciosa semilla, que producirá una cosecha para la vida
eterna. Los profesos seguidores de Cristo pueden poseer muchas cualidades
buenas y útiles; pero su carácter queda muy deformado por un temperamento
falto de bondad, displicente y juzgador. El esposo o la esposa que abriga
sospecha y desconfianza, crea disensión y dificultades en el hogar. Ninguno
de ellos debiera reservar sus palabras amables y sonrisas únicamente para los
extraños, y manifestar irritabilidad en el hogar, destruyendo así la paz y la
alegría. ...
Únicamente la semejanza con Cristo puesta en práctica puede hacer que
una persona sea pacificadora en el hogar, en la iglesia, en el vecindario y en el
mundo. La religión es una santificación práctica. ... La verdadera cualidad de
la religión es medida por la manera por la cual cada miembro de la familia
cumple sus deberes hacia sus asociados. ... Aprended la lección preciosa de
ser pacificadores en la vida de vuestro hogar.—
Carta 34, 1894
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