Página 200 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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¡Más, más y más! 1 de julio
Las riquezas y la honra están conmigo; sólidas riquezas, y justicia.
Mejor es mi fruto que el oro, y que el oro refinado; y mi rédito mejor
que la plata escogida.
Proverbios 8:18, 19
.
El hombre codicioso se hace más codicioso a medida que se acerca a su
muerte. El hombre que durante toda su vida ha estado acumulando tesoros
terrenales, no puede desprenderse prontamente de la conducta a que está
acostumbrado. Aquel que busca un tesoro celestial, ¿no deberá ser más sincero,
más celoso y estar más intensamente interesado en procurarse los tesoros que
son de arriba? ¿No codiciará la sustancia mejor y más permanente? ¿No
buscará la corona de gloria, que es imperecedera, las riquezas que la polilla y
el herrumbre no corrompen, y las cuales los ladrones no pueden robar? Cuanto
más ardientes son las esperanzas, tanto más constantes son sus esfuerzos y más
determinado está a no fracasar en obtener el tesoro inmortal. ... Su negocio
en la tierra es asegurar la riqueza eterna. No puede consentir, y no consentirá,
después de probar los dones celestiales de Dios, en ser un pobre, dejado en
destitución durante la eternidad. La pasión del alma es más, más. Esta es
la verdadera necesidad del alma. Necesitamos más de la gracia divina, más
esclarecimiento, más fe. ... El alma anhelante dice: Debo tener más de los
dones celestiales.
Oh, si todas las energías mal encausadas fueran dedicadas al gran objeto—
las ricas provisiones de la gracia de Dios en esta vida—; ¡qué testimonios
podríamos colocar en los recintos de la memoria, recordando las misericordias
y los favores de Dios! ... Entonces tendríamos el hábito de llevar con nosotros,
como un principio permanente, el deseo de acumular los tesoros espirituales
tan ferviente y perseverantemente como los mundanos trabajan por la obten-
ción de las cosas terrenas y temporales. Bien podéis estar descontentos con la
actual provisión, cuando el Señor tiene un cielo de bendiciones y una tesorería
de buenas cosas para satisfacer las necesidades del alma. Hoy necesitamos
más gracia, hoy necesitamos una renovación del amor de Dios y de las señales
de su bondad, y él no retendrá estos buenos y celestiales tesoros del que los
busca en verdad. ...
Los que sienten sus necesidades espirituales mostrarán el anhelo de su
alma, sus ardientes deseos, que se extienden hacia arriba y hacia adelante
sobre toda cosa terrena y temporal, hacia lo eterno.—
Manuscrito 22, 1889,
pp. 6-8
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