Página 211 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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La dulzura de la abnegación, 12 de julio
Honra a Jehová de tu sustancia, y de las primicias de todos tus frutos; y
serán llenas tus trojes con abundancia, y tus lagares rebosarán de
mosto.
Proverbios 3:9, 10
.
Los derechos de Dios están por encima de todos los demás derechos. El
extiende su mano sobre todo lo que en su plenitud y benevolencia ha confiado
al hombre, y dice: “Yo soy el verdadero propietario del universo y estos bienes
son míos. Utilizadlos para fomentar mi obra, para edificar mi reino, y mi
bendición descansará sobre vosotros”.—
The Review and Herald, 6 de octubre
de 1891
.
Algunos dan de su abundancia, y sin embargo no experimentan necesidad
de nada. No practican la abnegación por la causa de Cristo. Dan liberalmente
y de todo corazón, sin embargo todavía tienen todo lo que el corazón puede
desear. Dios considera esto. La acción y el motivo son estrictamente notados
por él, y ellos no perderán su recompensa, pero aquellos que tienen menos
recursos no deben excusarse porque no puedan hacer tanto como los demás.
Haced lo que podáis. Negaos algunas de las cosas que no son indispensables,
y sacrificaos por la causa de Dios. Así como la pobre viuda, poned vuestras
dos blancas, y en verdad estaréis dando más que aquellos que dan de su
abundancia; y sabréis cuán dulce es negarse a sí mismo para dar al necesitado,
sacrificarse por la verdad y hacerse tesoros en el cielo.
Los jóvenes ... que profesan la verdad, todavía tienen que aprender una
lección de abnegación. Si éstos hicieran más sacrificios por la verdad, la esti-
marían altamente. Afectaría los corazones, y purificaría sus vidas. Demasiado
a menudo los jóvenes no se hacen cargo de la responsabilidad que significa
la causa de Dios, o bien no sienten ninguna responsabilidad respecto de ella.
¿Es esto porque Dios los ha eximido? Oh, no, ellos se eximen a sí mismos.
No comprenden que no se pertenecen a sí mismos. Su fuerza y su tiempo,
no les pertenece. Han sido comprados por un precio, y a menos que posean
el espíritu de la abnegación y el sacrificio, nunca podrán obtener la herencia
inmortal.—
The Review and Herald, 16 de septiembre de 1884
.
Dad ahora lo que podáis, y cuando cooperéis con Cristo vuestra mano se
abrirá para impartir todavía más. Y Dios volverá a llenar vuestra mano para
que el tesoro de la verdad pueda ser llevado a muchas almas. El os dará para
que vosotros podáis dar a otros.—
The Review and Herald, 10 de diciembre de
1901
.
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