Página 249 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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El toque fragante de la cortesía, 18 de agosto
Y finalmente, sed todos de un mismo corazón, compasivos, amándoos
fraternalmente, misericordiosos, amigables.
1 Pedro 3:8
.
En nuestro trato con el prójimo debemos considerar que ellos tienen las
mismas pasiones que nosotros, que sienten idénticas debilidades y sufren de
iguales tentaciones. Ellos, como nosotros, tienen que luchar con la vida para
mantener su integridad. ... La verdadera cortesía cristiana une y perfecciona;
la justicia y la cortesía, y la misericordia y el amor forman los sentimientos,
dándole al carácter los toques más delicados y los encantos más agraciados. ...
Abrahán era un verdadero caballero. En su vida tenemos el mejor ejemplo
del poder de la verdadera cortesía. Consideremos su conducta con Lot. ... ¡Con
cuánta cortesía les dió la bienvenida a los viajeros, a los mensajeros de Dios,
y los invitó a su tienda, y los hospedó! Se inclinó ante los hijos de Het cuando
les compró una caverna para sepultar a su amada Sara. ... Bien sabía Abrahán
lo que el hombre debía darle a su semejante.
Pablo, aunque era firme como una roca en sus principios, sin embargo
conservó su cortesía. No era ... indiferente a la gracia y a la cortesía que deben
manifestarse en la vida social. El hombre de Dios no absorbió al hombre de la
humanidad.
Pero presentamos a uno más grande que Abrahán y Pablo: el Salvador del
mundo. Su vida fué una asombrosa ilustración de cortesía divina. Es imposible
enumerar los ejemplos de su bondad, cortesía y tierna simpatía y amor. ¡Qué
rayos de suavidad y hermosura derramó su maravillosa condescendencia sobre
toda su vida! Su mirada era bondadosa y su palabra era animadora para todos
los que estaban cargados y cansados de trabajo. Estaba listo para ayudar al
más desvalido.—
Carta 25, 1870, pp. 7-9
.
El amor, la cortesía, la amistad, nunca se pierden. Cuando los hombres
sean cambiados de mortales a inmortales, se manifestarán todas las obras de
santificada bondad realizadas por ellos. Estas obras se conservarán durante los
siglos eternos. Ni una, aunque sea sencilla o pequeña, se perderá. Mediante
los méritos de la justicia imputada de Cristo conservan su fragancia.—
Carta
21, 1897, pp. 7, 8
.
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