Página 25 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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Fuerte en el Señor, 16 de enero
Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la
fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? ... Aunque se
asiente campo contra mí, no temerá mi corazón: aunque contra mí se
levante guerra, yo en esto confío.
Salmos 27:1-3
.
Estamos viajando por la tierra enemiga. Por todas partes hay enemigos
dispuestos a detenernos en nuestro avance. Odian a Dios, y a todos los que
le siguen y llevan su nombre. Pero los que son nuestros enemigos, también
son los enemigos del Señor, y aunque son fuertes y arteros, sin embargo,
el Capitán de nuestra salvación, quien nos conduce, puede vencerlos. Así
como el sol dispersa las nubes a su paso, también el Sol de Justicia quita los
obstáculos que se oponen a nuestro progreso. Podemos reconfortar nuestras
almas contemplando las cosas invisibles, las cuales nos regocijarán y animarán
en nuestro viaje. ...
Si nos aferramos a él por medio de la fe, diciendo como Jacob: “No te
dejaré” (
Génesis 32:26
); si rogamos: “No me eches de delante de ti; y no
quites de mí tu Santo Espíritu” (
Salmos 51:11
), se nos hace la promesa: “No
te desampararé, ni te dejaré”.
Hebreos 13:5
. ...
Hemos leído el relato de un noble príncipe que siempre llevaba el retrato de
su padre cerca de su corazón, y en ocasiones importantes, cuando había peligro
de olvidarlo, sacaba el retrato, lo contemplaba y decía: “No quiero hacer nada
que deshonre a un padre tan excelente”. Como cristianos, Dios tiene derechos
sobre nosotros que nunca debiéramos perder de vista ni por un solo momento;
y como somos hijos suyos por adopción, cuán cuidadosos debiéramos ser en
conservar su imagen, y no hacer nada que deshonre o degrade nuestra santa
vocación, porque pertenecemos a la familia real. Dios nos ha hecho vasos de
honra, preparados para realizar una buena obra. “Este pueblo crié para mí; mis
alabanzas publicarán”.
Isaías 43:21
. Al pueblo de Dios se lo llama corona,
diadema. Satanás está deseoso de apoderarse del tesoro de Jesús, pero el Señor
lo ha asegurado de modo que Satanás no pueda apropiarse de él. “Y serás
corona de gloria en la mano de Jehová, y diadema de reyes en la mano del
Dios tuyo”.
Isaías 62:3
. Estamos seguros, perfectamente seguros contra la
sutileza del enemigo, mientras nuestra confianza permanezca inconmovible
en Dios.—
Carta 8, 1873, pp. 8, 9
.
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