Página 289 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

Basic HTML Version

Ojos consagrados, 26 de septiembre
El corazón entendido busca la sabiduría: mas la boca de los necios pace
necedad.
Proverbios 15:14
.
Muchos no hacen un esfuerzo sincero para comprender las lecciones que
se encuentran en la Palabra de Dios. Apartan la Biblia y dejan que sus mentes
se atosiguen con la lectura baladí que se encuentra en los libros de ficción, en
los periódicos y en las revistas.—
Manuscrito 146, 1903, pp. 9
.
La práctica perniciosa de la lectura de novelas es uno de los medios
empleados por Satanás para destruir a las almas. La mente que se ocupa con
historias excitantes pierde todo deseo hacia la lectura sólida. ... Conozco
muchos ejemplos tristes de los malos efectos de esta práctica dañina. ...
Cuanto más satisfacen el apetito por esta clase de alimento mental, tanto
mayor se hace la exigencia. La imaginación anhela constantemente su estímulo
acostumbrado, así como los ebrios desean su vino o su tabaco. Las facultades
mentales y morales de estas personas se debilitan y pervierten. Pierden su
interés en las Escrituras y rehuyen la oración, y quedan tan arruinadas moral
y mentalmente como los bebedores de licor y los adictos al tabaco. Los
lectores de novelas son ebrios mentales, y necesitan firmar una promesa de
abstinencia total, tanto como lo hacen las víctimas de cualquier otra forma de
intemperancia.—
The Signs of the Times, 19 de mayo de 1887
.
Dios ha dado a su pueblo los temas de lectura más escogidos. La Palabra de
Dios debe encontrar un lugar en cada cuarto de la casa. Mantened la Biblia, el
pan de vida, en un lugar bien visible. ... Mantened siempre literatura escogida
y elevadora al alcance de los miembros de la familia.—
Manuscrito 53, 1911
.
La lectura de la Palabra de Dios no fascina la imaginación ni inflama las
pasiones, como las ficciones de una novela, sino que subyuga y suaviza el
corazón y eleva y santifica los afectos.—
Manuscrito 93, pp. 1
.
Es privilegio de la juventud decir: “El Señor me ha dado mis ojos y mis
oídos para gloria suya. Cerraré mis oídos a aquello que es necio y baladí. Leeré
la Palabra que me hará apto para ocupar un lugar en el hogar que Cristo está
preparando para aquellos que han santificado sus almas mediante la obediencia
de la verdad. Mi voz proclamará la gloria de Dios; toda facultad de mi ser se
consagrará a Dios”.—
Carta 288, 1908, pp. 4
.
[278]
285