Página 367 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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¿Soy yo un laodicense? 8 de diciembre
Yo conozco tus obras, que ni eres frío, ni caliente. ¡Ojalá fueses frío, o
caliente! Mas porque eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi
boca.
Apocalipsis 3:15, 16
.
La condición de muchos de aquellos que pretenden ser hijos de Dios está
representada con exactitud por el mensaje dado a la iglesia de Laodicea. Ante
aquellos que sirven a Dios se han presentado verdades de valor inestimable, las
cuales, si se llevan a la vida práctica, demuestran la diferencia entre aquellos
que sirven a Dios y los que no le sirven. ...
La Biblia es el almacén de las riquezas inescrutables de Dios. Pero aquellos
que poseen un conocimiento de la verdad no la comprenden tan plenamente
como deberían. No llevan al corazón ni a la vida el amor de Cristo. El estu-
diante de la Palabra se encuentra inclinado sobre una fuente de agua viva. La
iglesia necesita beber profundamente de la espiritualidad de la Palabra. Su
servicio a Dios debe ser muy diferente de la experiencia religiosa insípida, sin
vida, y sin emoción, que da lugar a que existan muchos creyentes, pero muy
poco diferentes de aquellos que no creen.—
Manuscrito 117, 1902
.
Los cristianos a medias son peores que los infieles, porque sus palabras
engañosas y su posición indecisa hacen que muchos se descarríen. El infiel
muestra sus colores. El cristiano tibio engaña a las dos partes. No es un buen
mundano, ni tampoco un buen cristiano. Satanás lo emplea para realizar una
obra que nadie puede hacer.—
Carta 44, 1903
.
El amor a sí mismo excluye el amor de Cristo. Los que viven para sí son
colocados bajo el título de la iglesia de Laodicea la cual es tibia, no es fría ni
caliente. El ardor del primer amor se ha transformado en egoísmo. El amor
de Cristo que está en el corazón se expresa en las acciones. Si el amor por
Cristo es apagado, el amor por aquellos por quienes Cristo ha muerto será
degenerado. Puede haber una admirable apariencia de celo y ceremonias, pero
ésta es la sustancia de su religión llena del yo. Cristo habla de ellos como si
causaran náuseas a su gusto.—
Manuscrito 61, 1898
.
Agradezcamos al Señor que mientras que esta clase es tan numerosa,
todavía queda tiempo para el arrepentimiento.—
Manuscrito 138, 1902
.
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