Página 382 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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Coronas para los fieles, 23 de diciembre
Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el
Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los
que aman su venida.
2 Timoteo 4:8
.
El gran apóstol de los gentiles, ¿hizo un verdadero sacrificio cuando cam-
bió el farisaísmo por el Evangelio de Cristo? Contestamos que no. Con decidi-
do propósito dió las espaldas a la riqueza, a los amigos y a la distinción social,
a los honores públicos y a sus parientes a quienes amaba tierna y sinceramen-
te. Prefirió ligar su nombre y su destino con los de un pueblo a quien había
considerado como lo más bajo y despreciable de todas las cosas. Pero, por
amor de Cristo sufrió la pérdida de todo. Sus obras fueron más abundantes que
las de cualquiera de los discípulos, y sus sufrimientos excedieron toda medida.
Fué golpeado con vara, apedreado, naufragó, a menudo estuvo en peligro
de muerte. Estuvo en peligro en el mar y en la tierra, en la ciudad y en el
desierto, a causa de los ladrones y de sus propios conciudadanos. Prosiguió su
misión aquejado por continuas flaquezas, por el dolor, por el cansancio, por las
vigilias, por el frío, por la desnudez. ... Cuando respondió ante el sanguinario
Nerón, ningún hombre lo acompañó. ...
Pero, ¿dedicó Pablo su precioso tiempo a hablar de sus aflicciones? No,
desvió la atención de sí mismo a Jesús. No vivió para lograr su propia feli-
cidad, y sin embargo fué feliz. ... “Sobreabundo de gozo en todas nuestras
tribulaciones”
2 Corintios 7:4
. Y en los últimos días de su vida, teniendo en
vista la muerte del martirio, exclamó con satisfacción: “He peleado la buena
batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe”.
2 Timoteo 4:7
. Y fijando su
vista en el futuro inmortal, el cual había sido el motivo grande e inspirador de
toda su carrera, añadió, plenamente seguro de su fe: “Por lo demás, me está
guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel
día”—y entonces este hombre que vivió para otros se olvida de sí mismo—;
“y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida”. ¡Oh, noble
hombre de fe!—
Carta 1, 1883, pp. 12, 13
.
Pablo fué un ejemplo vivo de lo que cada cristiano debería ser. Vivió para
la gloria de Dios. Sus palabras nos llegan resonando a través del tiempo: “Para
mí el vivir es Cristo”
Filipenses 1:21
.—
The Review and Herald, 29 de mayo
de 1900
.
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